Por la boca… No me des, ponme donde haya
Se comete el error, de un lado y de otro de la política, de achacar eso de llevárselo, a una ideología o a un partido. Y hay que decir que es algo que pasa en todos lados, porque todos tienen sus más y sus menos, con las faltriqueras públicas susceptibles de meter la mano. Y es que para eso, algunos son de lo más transversales.
Lo dice mi portero que es muy de dichos populares: A mí que no me den, que me pongan donde haya. Y eso es lo que dicen muchos políticos. La diferencia es que esos políticos no dicen que no les den, porque lo quieren todo. Primero que les den sueldos, prebendas, dietas, viajes, despachos, secretarias y secretarios coches, chóferes, guardaespaldas y muchos etcéteras más y, como casi siempre están dónde hay, ya se encargan ellos del resto.
Cada día, en cualquier administración ya sea municipal, nacional o autonómica, surge la noticia de alguien que se lo está llevando crudo.
Y, como también dice mi portero, eso es de lo que nos enteramos, que a saber lo que pasa sin que nadie lo sepa o que los que lo saben se callen, porque igual también se lo llevan.
Se comete el error, de un lado y de otro de la política, de achacar eso de llevárselo, a una ideología o a un partido. Y hay que decir que es algo que pasa en todos lados, porque todos tienen sus más y sus menos, con las faltriqueras públicas susceptibles de meter la mano. Y es que para eso, algunos son de lo más transversales.
No se trata de ideologías. Se trata de falta de honradez, de una clase en la que, por supuesto, la inmensa mayoría goza de una honradez acrisolada, pero en la que hay más amigos de lo ajeno de lo que sería normal.
Y el problema es que lo ajeno, todo lo ajeno, debe de respetarse, porque es propiedad del común; de todos los ciudadanos que trabajan y pagan sus impuestos y que -en cuanto se llevan un euro que estaba tirado en el suelo, o dejan pasar los plazos requeridos por el fisco o les falta una pegatina en el coche o aparcan indebidamente o hacen más ruido del permitido- tienen encima las leyes que han hecho y aplican los que se lo están llevando a manos llenas.
En las reseñas de cualquier pleno municipal del pueblo más recóndito, aparece una subida de sueldo para el alcalde o para los ediles; los pisos ministeriales, “gratis total”, proliferan porque ya se sabe que los ministros que residen fuera de Madrid tienen que vivir en algún lado y, como la vivienda está como está… y hay que pagarles los viajes de fin de semana a sus tierras, por eso de que todos tienen que “conciliar”; y entre pleno y pleno de las Cámaras, hay que renovar los teléfonos y los equipos informáticos (que ya tienen casi un año) y la obsolescencia de las tecnologías es muy traicionera…
No es problema de ideologías. Es que hay mucho golfo y la dedicación a la cosa pública y el manejo de los dineros de todos, es muy propicio a las golferías.
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