Por la boca…Desconcierto

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, saluda a su llegada a la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN. 14/6/2021
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, saluda a su llegada a la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN. 14/6/2021

Con independencia de la mala gestión política del Gobierno, dejando a un lado los desaciertos de la oposición, obviando las diferencias de criterio de los tribunales, soslayando la falta de democracia interna de los partidos y hasta eludiendo la situación creada por la pandemia, lo cierto es que los españoles pocas veces saben a qué atenerse.

Desde el punto de vista de la psicología social una de las peores situaciones que se pueden dar en una sociedad, es la incertidumbre junto al desconcierto provocado por decisiones, no solamente erróneas y contrarias a los intereses colectivos, sino claramente incoherentes.

Esa incoherencia, ese decir hoy una cosa y mañana otra y el discurrir por caminos distintos, y hasta encontrados, al mismo tiempo y en la misma andadura, producen un cierto desaliento en los ciudadanos, sea cual sea su ideología.

Y es que el desconcierto no entiende ni de izquierdas ni de derechas porque con independencia de la mala gestión política del Gobierno, dejando a un lado los desaciertos de la oposición, obviando las diferencias de criterio de los tribunales, soslayando la falta de democracia interna de los partidos y hasta eludiendo la situación creada por la pandemia, lo cierto es que los españoles pocas veces saben a qué atenerse.

Desde leyes aprobadas sin consenso y sin debate aprovechando la pandemia, hasta las clamorosas contradicciones de la oposición, pasando por los cambios de ministros o las relaciones de los distintos poderes del Estado, las certezas que la vida pública ofrece a son más bien escasas.

Da igual que sea la marcha del negocio familiar, los problemas con los separatistas catalanes, las apetencias de los nacionalistas vascos, la infructuosa búsqueda de empleo, el caos en nuestra política exterior, los ataques infundados a ciertas autonomías, las prebendas a otras, o la supresión de las mascarillas, el “totum revolutum” de las decisiones de unos y otros, que influyen sobre los ciudadanos, hacen que estos, además de preocupados por las situaciones que se suceden o molestos por las injusticias que abundan o decepcionados por sus propios líderes, se encuentren sumidos en un enorme desconcierto, sin saber a qué carta ideológica quedarse o no quedarse.

Ahora que se habla tanto de una oportunidad de oro con los dineros europeos, de salir más fuertes, de permanecer unidos y hasta de la urgencia de elecciones generales y de un cambio en el Poder Ejecutivo, el desconcierto y la falta de fe en quienes dirigen el cotarro desde uno y otro lado de la política, es uno de los mayores lastres.

La carcajada. Dice Morant: “El socialismo, la educación pública y el sistema de bienestar han repartido oportunidades a la gente sencilla”

 
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