Por la boca… Con él empezó todo

José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez.
José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez.

Ni siquiera Sánchez ha hecho bueno a Zapatero. Tampoco le blanquean sus más que escarceos con las dictaduras tercermundistas, ni sus más que coqueteos con los dictadores.

En un tiempo en el que tantas cosas, personajes y trayectorias pasan por la máquina del blanqueo, se pretende blanquear toda una gestión y hacer olvidar, que Zapatero ha sido, con mucho, el peor presidente del Gobierno de la democracia y uno de los más nefastos de la historia de España.

Se pretende hacer olvidar su etapa en La Moncloa, a base de mediaciones, de declaraciones conciliadoras y de comparecencias melifluas, y presentar ante la opinión pública un nuevo personaje que no tuviera nada que ver con el que gobernó en España no hace mucho tiempo.

Zapatero llegó al Gobierno para sorpresa de todos, incluso de él mismo, mediante unas elecciones celebradas tras el atentado más horrendo que ha vivido Europa, apoyado por una mala gestión de aquella situación por parte de Aznar y por un coro de medios que ya apuntaba maneras.

Pero ni siquiera Sánchez le ha hecho bueno. Tampoco le blanquean sus más que escarceos con las dictaduras tercermundistas, ni sus más que coqueteos con los dictadores.

Porque con Zapatero empezó todo en una España decadente que ha encontrado su continuador en Sánchez.

Desde el divorcio exprés, la nueva ley de educación, el matrimonio homosexual, una política fiscal errática, el timo de la memoria histórica, la financiación autonómica o la consolidación de las leyes sobre el aborto  etc. etc. pasaron por las manos de Zapatero.

Las alas de los separatistas, de uno u otro signo, comenzaron a batir con aquello de “aprobaré lo que salga”, y la caída en picado de la categoría personal y política de ministros y adláteres, fue su obra preferida, aunque haya tenido continuidad en la ínfima condición de los actuales dirigentes que se sientan en el Consejo de Ministros.

Ahora que Zapatero está, un día sí y otro también, “expuesto” ante la opinión pública a uno y otro lado del Atlántico, convendría recordar –o mejor- no olvidar- una trayectoria que es la gran responsable de lo que ocurre.

 

No hay que olvidar la crisis económica que negó con empecinamiento y desvergüenza e hizo negar a sus ministros; ni el deterioro –que aún persiste- de nuestras relaciones internacionales sobre todo con los Estados Unidos, además de una legislación disolvente y carente de toda ética política.

Zapatero propició una izquierda arriscada y rencorosa que es la que ahora está en La Moncloa y un Partido Socialista que con él, empezó a abdicar de sus esencias, de su razón de ser y hasta de sus maneras de hacer política. Abolió la democracia interna y abrió la brecha entre Ferraz y La Moncloa.

Zapatero allanó el camino para los desmanes de Sánchez. No es que fuera mejor gobernante ni más listo que Sánchez, pero sí fue y es, más taimado, más solapado y menos exhibicionista. Y con el tiempo se ha demostrado que es mucho más eficaz en el logro de sus objetivos y en la preparación de la actual situación.

La carcajada: Dice Belarra: “Zapatero es el dirigente político que más está contribuyendo  en los últimos años, al diálogo y a la construcción de la paz en todo el mundo”.

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