Por la boca… Los españoles sin una izquierda que llevarse a la boca

Pedro Sánchez.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

El encaje de Sánchez y de su partido -que no del PSOE- en una socialdemocracia de corte europeo, normal y  perfectamente plausible, no es que sea cada vez más difícil, que lo es, es que se trata de algo imposible.

Una vez más Sánchez bate records y consigue que España sea el único país de Europa que no cuenta con una izquierda seria, civilizada, capaz de gobernar por más que se autodefina y califique su gobierno de “centro izquierda”.

Es lo que tiene el cinismo. El cínico, con sus aseveraciones, pone de manifiesto sus propias lacras, porque pretender ser el único político de centro izquierda habiendo metido comunistas en su gabinete, es el colmo del cinismo.

Sánchez en campaña, además de quitarse el traje azul clarito, se vacía  y sufre una auténtica diarrea mental a consecuencia de la cual, todas las ideas le salen hechas una m…..; es como si el cerebro se le deshidratara. Ahora va y dice: “la gran diferencia entre la derecha y la izquierda se resume muy rápido: cuando vienen mal dadas, cuando hay incertidumbre, la izquierda protege y la derecha lo que hace es recortar”.

El encaje de Sánchez y de quienes le sostienen -que no del PSOE- en una socialdemocracia de corte europeo, normal y  perfectamente plausible, no es que sea cada vez más difícil, que lo es, es que se trata de algo imposible. Porque en el gobierno y en la gestión de Sánchez no hay argumentos como sería normal en una ideología de centro izquierda, lo que hay son consignas que es lo que se lleva o se llevaba en el comunismo más retrógrado, más antidemócrata y antiprogresista.

Sánchez exhibe su palmito socialcomunista en la campaña andaluza, como lo hizo en la campaña de Castilla y León, pero la realidad es que su supuesta socialdemocracia y su centro izquierda, se recibe en Europa con recelo y ningún país se fía de un Consejo de Ministros que sienta comunistas a su mesa.

En Europa saben que Sánchez está atado de pies y manos por ministros comunistas y por diputados separatistas y proetarras, que le imponen políticas económicas y sociales comunistoides y le obligan a andar con pies de plomo en sus relaciones con el mundo libre, y de todo eso recelan países que sí tienen una socialdemocracia en el gobierno o en la oposición.

Sánchez considera que a su izquierda no hay nada más digno de tenerse en cuenta, que el “espacio de Díaz”. Pero puede ocurrir que Díaz para comunista sea mucho y para socialdemócrata poco.

La carcajada. Dice Revilla al ser preguntado en relación a la visita de don Juan Carlos a Sangenjo: “No, no me ha llamado. Sí le hubiera cogido el teléfono, pero le hubiese dicho cosas que no le habrían gustado nada de nada”

 
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