Por la boca…La felonía de un ministro

El ministro de Consumo, Alberto Garzón
El ministro de Consumo, Alberto Garzón

Un español de bien nunca habla mal de su patria en el extranjero, ni ante extranjeros. Es lo que ha hecho Garzón y ahí está su responsabilidad y el quid de la cuestión y no en la existencia de las macrogranjas.

Inmediatamente de las aberrantes declaraciones de Garzón a “The Guardian”, se puso en marcha una campaña de despiste por parte de las terminales de Podemos, de los medios afines y, por supuesto, del Gobierno, para desviar la atención de la verdadera gravedad de lo que Garzón había perpetrado.

Se colocó en la actualidad y como base del debate, el asunto de las macrogranjas, de su legalidad y de las supuestas directivas surgidas desde Europa o de las que en lo sucesivo se pudieran dictar.

Garzón se justifica y se escuda en que, supuestamente, la existencia de esa ganadería intensiva está en entredicho en toda Europa y es en las explotaciones de este tipo en dónde se produce “carne de mala calidad y se maltrata a los animales”. Y ahí se ha puesto el foco.

Pero el truco del despiste no cuela, o no debería de colar, con independencia de que lo que dijo Garzón tenga o no tenga visos de realidad.

Si lo que afirmó es cierto, como ciudadano  -mucho más como ministro- debería haber puesto en marcha los correspondientes mecanismos legales y requerir a los tribunales para que procedieran a aplicar las leyes pertinentes.

Pero la felonía de Garzón se sitúa en un plano y en unos hechos muy distintos. Un español de bien nunca habla mal de su patria en el extranjero y ante extranjeros. Y esa circunstancia, es más que suficiente para su cese fulminante en cualquier cargo público.

El mal no está únicamente  en lo que haya podido perjudicar a ganaderos y agricultores españoles, o dañado la imagen de un producto español en los mercados. El problema real es la villanía de Garzón denigrar a España en el extranjero, en un medio extranjero y mediante un periodista extranjero.

El resto, verdades a medias, mentiras o certezas, oportunismo político, escasez de neuronas en el protagonista o la debilidad manifiesta de los 120 escaños de Sánchez, debe ser objeto de otro debate y ni los críticos con Garzón y mucho menos la oposición, deberían caer en la trampa de obviar el meollo de la cuestión que es la actitud incalificable de un español en el extranjero.

 

La carcajada: Dice Díaz a propósito de las declaraciones de Garzón en el extranjero: “Sería surrealista que un ministro que está cumpliendo con el acuerdo de gobierno y con la ciencia, tuviera que dar algún paso”

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato