Por la boca… Un gobierno perimetrado

Pedro Sánchez y Salvador Illa.
Pedro Sánchez y Salvador Illa.

Los que llegaban al Gobierno, para escuchar a la calle y mantener un permanente diálogo con los ciudadanos, dispusieron dos cordones de seguridad a su alrededor, porque tienen alergia y pavor a los abucheos y a la división de opiniones.

La pandemia, con todo lo que supone de tragedia individual y colectiva, está sirviendo a Sánchez de coartada, de asidero y de percha para colgar todas sus fechorías constitucionales y políticas. La pandemia, el confinamiento, la distancia social y hasta las mascarillas, todo lo camuflan.

Y naturalmente, la pandemia, la distancia social y el confinamiento han servido para minimizar el día de la Constitución y, por mor de las restricciones, preparar una liturgia agria, tristona y en muchos momentos ridícula.

Abrir la Puerta de los Leones (animalistas: ¿para cuando el cambio de nombre ante la manipulación política de tan nobles félidos?) que tradicionalmente se reserva al Jefe del Estado, para que aparezca por ella el Gobierno con Iglesias a la cabeza; situar a los invitados al otro lado de la calle en unas sillas sin uso alguno que más bien parecían  las lápidas del cementerio de Arlington; colocar a los ministros y mesas del Congreso y del Senado en la escalinata y mantener a los ciudadanos confinados a kilómetros de la Plaza de las Cortes, es una muestra inequívoca del ridículo del nuevo ceremonial, defensivo y ocultista, de los presuntos azotadores de la casta. 

Los que llegaban al Gobierno para escuchar a la calle y mantener un permanente diálogo con los ciudadanos, dispusieron dos cordones de seguridad a su alrededor, porque tienen alergia y pavor a los abucheos y a la división de opiniones.

Ni siquiera los periodistas pudieron acercarse y el propio Sánchez no admitió preguntas en su alocución, breve, pero plagada de mentiras y de lugares comunes, sobre la pandemia y sobre la Constitución, incluida  la cursilada de turno con eso del “alma social de la Constitución”.

Posiblemente Sánchez se sintió solo y seguramente echó de menos la tan reconfortante presencia de los oteguis, los rufianes, los aitores y demás compañeros en el viaje de cargarse la Constitución que tan “payasamente” se conmemoraba y, sin los aplausos de los que quieren abolir el  sistema, no se sintió con fuerzas para contestar a los chicos de la prensa.

Si las medidas para frenar la pandemia son tan eficaces como las que se tomaron para perimetrar a Sánchez (alcantarillado y drones incluidos) el virus está vencido, aunque sea mediante una ceremonia más bien circense y teatral, que otros años podría celebrarse en el Circo Price por más que no se abra la Puerta de los Leones.

Carcajada: El comunista Iglesias dice que el sistema liberal ha fracasado…

 
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