Por la boca… Gobierno en la sombra

Es fundamental que los ciudadanos además del qué y el cómo, de una futura acción de gobierno, conozcan a los que van a ser los responsables. La oposición debería, en España nunca se ha hecho, informar sobre las personas, los políticos, los técnicos, los especialistas que van a gestionar en un futuro las cosas que les interesan.

Cada vez se habla más de un cambio de ciclo, y las encuestas van desgranando que el Partido Popular tiene claras opciones de gobernar tras las próximas elecciones generales.

Aun dejando a un lado las predicciones que serán, en su día, más o menos acertadas, es evidente que los populares tienen que empezar a pensar en prepararse no solamente para gobernar, si no también para que esa llegada a La Moncloa sea propiciada por una oferta clara a los españoles y proporcione información y alternativas, lo más detalladas posible, de lo qué va a ser ese gobierno y lo que hará el hipotético Consejo de Ministros presidido, es lo más normal, por Casado.

Lo contrario, limitarse a la bronca semanal de la crítica al Gobierno, es ir a remolque y condenarse a hablar y a tratar solamente de los asuntos que interesan a quienes están en el poder.

En los países más serios -de eso que se ha dado en llamar nuestro entorno- la oposición, además de contrarrestar, discutir y censurar las medidas gubernamentales que no le parecen de recibo, presenta de forma continuada sus propias propuestas, sus ideas y sus propósitos una vez llegue al gobierno. Cualquier oposición seria no se limita a ir a rebufo del que gobierna para discutir sus decisiones, sino que se adelanta, siempre que es factible, y muestra a los votantes el qué, el cómo, el cuándo y con quiénes sería su acción gubernamental.

Eso que se denomina habitualmente gobierno en la sombra, no se ha dado ni se da en España donde la oposición se limita, las más de las veces, a criticar al gobierno de turno y a esbozar propuestas etéreas que nunca se concretan. En ese contexto es fundamental que los ciudadanos, además del qué y el cómo, conozcan a los que van a ser los responsables, es decir, la oposición debería -en España nunca se ha hecho- informar sobre las personas, los políticos, los técnicos o los especialistas que van a gestionar, en un futuro, las cosas que les interesan.

Se evitaría así, eso tan manido y tan idiota del ministro que “está aterrizando” y del gobierno al que hay que dar unos días de cortesía hasta que se sitúe y se “entere”. Los votantes sabrían, no solo a quién eligen como futuro presidente, sino también quienes serían sus más cercanos colaboradores, lo que han hecho y lo que se proponen.

Claro que lo que no se ha conseguido con las listas de los partidos en los diferentes comicios -se conoce al primero de la lista y, en el mejor de los casos, a dos o tres más- no se va a lograr en el ámbito de la formación de un gobierno, porque el mayor obstáculo reside en las luchas internas de los partidos, que si ya son encarnizadas para ocupar puestos seguros de salida en las elecciones al Congreso, a las autonomías o a los ayuntamientos, mucho más lo son en el reparto de las poltronas ministeriales, batalla en la que además de las ambiciones personales cuentan los intereses de las distintas facciones o de los propios partidos si se trata de un gobierno de coalición.

Con un “gobierno en la sombra”, además de proporcionar una mayor información a quienes han de votar, se evitaría que personajes como Illa en Sanidad, Castells en Universidades, González en exteriores, Marlaska en Interior o Garzón en no sé sabe qué ministerio (por poner algunos ejemplos) llegaran a ocupar carteras para las que la naturaleza, a la vista está, no les ha dotado de luces ni conocimiento alguno, con el añadido del consiguiente deterioro de la cosa pública.

La carcajada. Dice Muñiz, secretario de estado de la España Global: “Los estudios demuestran que la imagen de España es de las mejores del mundo”.