Por la boca…La ideología, en la corbata

Pedro Sánchez.

Hay que ser muy “sánchez” para seguir a Sánchez en lo de las corbatas, y para ir de la ausencia del adminículo para el cuello, al progresismo, y del sincorbatismo a la modernidad.

En la historia, la ideología, en ocasiones y con mayor o menor fortuna, ha estado situada en las más variadas prendas de vestir. Desde una falda más o menos corta, a un sombrero con alas más grandes o más pequeñas, hasta capas de tamaño reducido o con mayor amplitud en sus embozos, pasando por camisas, jubones e incluso los consabidos -siempre tan numerosos entre los políticos- cambios de chaqueta, la indumentaria ha dado asiento a las más variadas ideologías e incluso ha provocado algaradas callejeras y  motines capaces de defenestrar validos reales.

Ahora, la ideología se ha enseñoreado de la corbata.

Hay que ser muy “sánchez” para seguir a Sánchez en lo de las corbatas y para ir de la ausencia del adminículo para el cuello, al progresismo, y del sincorbatismo a la modernidad.

Se puede ir sin corbata porque no gusta, porque resulta molesta, porque da calor en plena canícula e incluso porque a uno le da la gana, pero quitarse la corbata porque lo ha prescrito Sánchez, con la excusa tonta de ahorrar energía, y pretender pasar por el no va más de la modernidad, es ser muy “sánchez” y supone un grado de memez preocupante.

Un país y unos ciudadanos que colocan su ideología, sea la que sea, en el nudo de la corbata, son poco de fiar y demuestran una decadencia neuronal que hace saltar todas las alarmas, por muy “sánchez” que se sea.

Es muy divertido el quita y pon. Sánchez dijo que habría que ponerse la corbata en según qué circunstancias y el trajín de hacer y deshacer el nudo tiene su encanto, a no ser que, para “atildar” al jefe, se ocupe Bolaños de ese menester. Además ver a Sánchez, con corbata y sin ella en pocos minutos, debe tener su morbo para las ministras piropeadoras.

Según afirma un eminente político socialista, ya retirado de la vida pública, proliferan los que él describe como “gili…..s esféricos”, es decir, aquellos que, “los mires por dónde los mires, son gili…..s”.

Y no deja de ser hilarante el espectáculo del respetabilísimo hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo con sus no menos respetabilísimas señorías, luciendo corbata o no, en función de las derechas y las izquierdas. Una risa.

 

Como decía aquel genio del humor que se llamaba Luis Sánchez Polack y que se hacía llamar “Tip”: “¿regardez la gilipolluá?”

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