Por la boca… Por qué lo llaman rectificar cuando quieren decir mentir

Pedro Sánchez, en un acto en París.
Pedro Sánchez, en un acto en París.

Pedro Sánchez no rectifica, miente. Porque cuando dice y promete que va a hacer algo o que va a plantear alguna toma de decisiones, sabe de antemano que no va a cumplir lo que ha prometido y que no va a hacer lo que ha dicho.

Desde que Pedro Sánchez llegó a La Moncloa, un día sí y otro también, asistimos a un aquelarre de afirmaciones y de decisiones que nada tienen que ver con lo dicho ni con lo prometido. Afirmaciones y acciones contradictorias, faltas de coherencia y de la más mínima credibilidad, que se ha dado en denominar rectificaciones. Y a esas rectificaciones se refieren muchos de los que le critican.

Pero Sánchez no rectifica. Sánchez miente. Porque cuando dice y promete que va a hacer algo o que va a plantear una toma de decisiones, sabe de antemano que no va a cumplir lo que ha prometido y no va a hacer lo que ha dicho.

Con gran aplomo, afirma en una de sus comparecencias ante los periodistas, refiriéndose a algo que dice que va a hacer: “ustedes ya me conocen”. Y lo dice ufanándose de su coherencia en cumplir lo que promete, cuando la realidad, no es que sea distinta, sino que es precisamente la contraria.

Con los únicos que Pedro Sánchez va cumpliendo lo prometido es con los separatistas y con los populistas de la extrema izquierda, que son quienes le sostienen en sus ambiciones de poder.

Amnistía, indulto, delitos, enseñanza, consulta o nación, son palabras que a fuerza de repetidas –aunque previamente hayan sido estigmatizadas y negadas por el propio Sánchez- se van introduciendo de forma clandestina y en el bagaje de los futuros votantes de Sánchez, de los separatistas o de la extrema izquierda.

Si con los separatistas Sánchez mantiene un trato exquisito (la palabra trato, aquí deriva de tratante y de mercader) con Podemos la cosa tiene más aristas por cuanto la formación de extrema izquierda disputa, sin tapujos, el espacio electoral al Partido Socialista de Sánchez y le obliga a dar una de cal y otra de arena para no dejarse comer el terreno,. Es una relación a regañadientes en un continuo tira y afloja.

Pedro Sánchez mintió antes de la moción de censura, durante la moción de censura y después de la moción de censura.

Son muchos en su partido los que no se recatan de decirlo, porque también ellos son engañados cada día, pero de ahí no pasan.

 

El ejemplo lo da Felipe González que hace juegos de palabras con los votos y las botas, pero no mueve un dedo.

O Alfonso Guerra que califica a la izquierda actual de boba y de paleta, pero tampoco mueve un músculo.

Ya saben, por si acaso. Y si no, que se lo pregunten a Borrell.

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