Por la boca…Madrid, un gobierno inestable

Isabel Díaz Ayuso
Isabel Díaz Ayuso

La pinza con la que, desde el principio, Ciudadanos y Vox tienen sujeta a la presidenta Díaz Ayuso, lejos de aflojar con el paso de los meses, se hace cada día más cerrada y el Partido Popular tiene que apagar demasiados fuegos.

El gobierno de la Comunidad de Madrid, nació con demasiadas taras. Si alguien pensó que, con el tiempo y con el ejercicio del poder, Ciudadanos remitiría en sus afanes de incordiar, se equivocó y si algunos creyeron que podrían embridar a VOX tras un acuerdo de investidura, erraron igualmente.

La enemistad manifiesta entre Ciudadanos y VOX,  por mucho que se quiera minimizar, existe, se percibe en cada situación más o menos vidriosa y mantiene a Díaz Ayuso en permanente situación de alerta para ir tapando discrepancias y concitando acuerdos que casi nunca se consiguen.

La  pinza con la que, desde el principio, Ciudadanos y Vox tienen sujeta a la presidenta Díaz Ayuso, lejos de aflojar con el paso de los meses, se hace cada día más cerrada y el Partido Popular tiene que apagar demasiados fuegos.

Es patente la actitud del vicepresidente de la Comunidad Ignacio Aguado, que se muestra “ausente” y como ajeno al gobierno del que forma parte y apenas se involucra en las decisiones y colabora poco en allegar voluntades en la Asamblea en votaciones que, para la coalición, pueden ser decisivas.

El trágala del nombramiento del ex presidente y ex popular Ángel Garrido como consejero, no se ha digerido en el seno del gobierno y las desconfianzas internas son otro lastre para Díaz Ayuso

El único partido dispuesto a mantener los acuerdos, es el Partido Popular mientras que Ciudadanos y VOX siguen buscando su sitio e intentando demostrar a sus adeptos que mantienen las esencias de sus respectivos planteamientos sin casarse con nadie.

Ciudadanos evita “derechizarse” y se aleja de VOX a la primera ocasión y no hace demasiados ascos a un futuro más cercano al PSOE.

VOX hace gala de sus intransigencias y cultiva caladeros de votos que, sobre todo en la capital, considera suyos.

 

La presidenta tiene que hacer equilibrios y arrumacos unas veces a VOX y otras a Ciudadanos y cualquier iniciativa le resulta demasiado costosa. Además tiene que “mantener el tipo” en Génova y demostrar su eficacia como bastión de resistencia, desde la Comunidad de Madrid, a los desmanes del gobierno de Sánchez.

El PSOE, con independencia del encuentro entre Zapatero y Errejón -del que ha dado noticia EL CONFIDENCIAL DIGITAL- da la sensación de que espera pacientemente mientras resuelve la situación de Gabilondo que parece contar cada día menos en Ferraz.

La situación -y sus “efectos colaterales”- puede tener muchas interpretaciones, pero no deja de ser significativa y hasta indicativa de un posible segundo tiempo, incluso antes de que se acabe la legislatura.

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