Por la boca…Ni gobierno ni coalición

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

En el pretendido gobierno de coalición, que supuestamente preside Sánchez, más que las ideas priman los intereses -no solamente de partido sino también personales- sobre las afinidades ideológicas e incluso sobre los caminos y las fórmulas para conseguir gobernar en coalición.

La RAE, define coalición como “alianza, frente, o bloque político entre partidos con ideas afines…”

Lo de las ideas afines -en el caso del bodrio que urdieron Sánchez e Iglesias y que más o menos ha heredado Díaz- depende mucho del poco socialismo democrático que pueda quedar en el comunismo de Díaz y de la carga comunista, algo más pesada, que pueda tener el socialismo de Sánchez.

Cuentan que decía Carlos V en relación a sus guerras contra Francisco I, que él y el francés estaban de acuerdo en todo: “Él quiere el Milanesado, yo también; él pretende Nápoles, yo también; él desea la Lombardía, yo también…”

Comunistas y socialistas en la coalición, están de acuerdo en todo. Todos quieren lo mismo: permanecer, quitar votos al otro y parecer los más progres del lugar.

En el pretendido gobierno de coalición, que supuestamente preside Sánchez, más que las ideas priman los intereses -no solamente de partido sino también personales- sobre las afinidades ideológicas e incluso sobre los caminos y las fórmulas para conseguir gobernar en coalición.

Lo sucedido con las memeces de Garzón, y más concretamente con su cese, es una buena prueba de lo anterior. Yerran los que piden a Sánchez que cese al susodicho, pura y simplemente porque Sánchez no puede. Primero porque no tiene el poder en la parte comunista de la coalición que es la que nombró al de la carne, segundo porque le trae sin cuidado que el comunista esté o no esté en la mesa del Consejo de Ministros y tercero porque los ganaderos no le preocupan, salvo los de Catilla y León que tienen una papeleta en la mano.

En buena praxis política, a la que hay que pedir el cese  del animalista, es a Díaz, pero tampoco Díaz le dará boleta. Primero porque tiene que pedir permiso a Iglesias, segundo porque le trae sin cuidado -como a Sánchez- quién se sienta en las reuniones de La Moncloa siempre que ella esté sentada allí, y tercero porque los ganaderos no le preocupan salvo que las elecciones estén cerca y parece que las de Castilla y León no están entre sus ambiciones.

Y todo ello trufado de los verdaderos intereses de los presuntos coaligados: apuntarse tantos electorales con leyes que atribuyen a su gestión, contentar a sus bases (los que las tienen), robar protagonismo a la otra parte de la supuesta coalición y desgastarse mutuamente.

 

Alguien podrá preguntarse qué pinta en todo esto el sector agrícola español, los ganaderos españoles y la carne española. Ese alguien se lo podrá preguntar, pero nadie -desde La Moncloa y desde ningún ministerio- le va a contestar.

La carcajada: Dice Puerta, alcalde socialista de Valladolid, en relación a lo dicho por Garzón sobre la carne española: “No me ha interesado mucho el tema, se habla de malas traducciones. No tengo la información suficiente, no soy una persona de campo”

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