Por la boca…Paleterías

Isabel II.
Isabel II

No deja de ser divertido escuchar y ver al “llanito” gibraltareño, con pasaporte británico que, entre descarga y descarga del alijo de contrabando correspondiente, agarra el micrófono y gimoteando informa de que “eztoi mu apenao, era aguer kuin y en Hibraltá eztamo de murnin”.

Bien está que se informe, se comente y se hable sobre la muerte de una señora muy respetable que ha reinado durante 70 años en un país tan importante e influyente como el Reino Unido de la Gran Bretaña.

Bien está que los Reyes don Felipe y doña Letizia se pasen a “dejar tarjeta” por la embajada de ese país en Madrid.

Bien está que Sánchez haga lo propio y presente sus condolencias al embajador británico.

Menos bien está que Albares (habría que investigar quienes integraban el tribunal que aprobó a este individuo la oposición al Cuerpo Diplomático) se aturulle con el qué y el cómo de la representación de España en el funeral de Isabel II y hasta que ilustre al ciudadano medio sobre las dudas de que sea un funeral público o privado.

Pero de eso al frenesí informativo, a las declaraciones continuas de los que “dominan Londres” y el sentimentalismo más callejero y populachero que ha llevado a decretar tres días de luto en Madrid y en Andalucía, va un trecho que muchos han recorrido, recorren y seguirán recorriendo de manera absurda y con poca justificación.

Esto es lo que traen las paleterías de los anglicismos y el culto reverencial y acomplejado a un idioma con el que el español puede compararse y tutearse, en cualquier aspecto, en el mundo entero sin el menor desdoro.

Es lo que tiene la paletería de los colegios bilingües, en los que niños y jóvenes -que no saben quién fue y qué escribió Lope de Vega o quién es el autor de las Novelas Ejemplares o quién inventó el autogiro o quienes fueron Cánovas y Sagasta y que creen que Ramón y Cajal es un hospital-  se menejan en inglés para eso de las nuevas tendencias que marcan los “influencers”, ante la baba caída de padres y profesores y saben “klikar”, y dicen “jaus” y “gudmonin”, tienen una “ticher”, van a la “eskul”, comen en un “burguer”, se hacen un “pilin” y un “selfi”, visten unos “yin”, hacen “ranin”, se comunican por “tuiter”, compran en un “aule”, viajan en una compañía “loucos”, pasan el “güiken” en el “kantri” y admiran a los futbolistas más famosos que hacen un “jatri”.

 No deja de ser divertido escuchar y ver al “llanito” gibraltareño, con pasaporte británico que, entre descarga y descarga del alijo de contrabando correspondiente, agarra el micrófono y gimoteando informa de que “eztoi mu apenao, era aguer kuin y en Hibraltá eztamo de murnin”.

 

Ahora ha tocado el exceso que se está viviendo en todos los ámbitos de la sociedad, desde los políticos a los medios, pasando por las conversaciones de café, ante la muerte de una reina extranjera, que no tuvo especiales afectos a España y a los españoles y cuyo país mantiene en suelo español la última colonia europea.

Paleterías a “lot”.

La carcajada: Dice Bolaños refiriéndose a Feijóo: “Estamos empezando a conocerle mejor gracias a las semanas “horribilis” que lleva. Sus propuestas son un taco de folios en blanco”

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