Por la boca… El papelón de Simancas

El hecho de que Rafael Simancas sea ya un político amortizado, no quiere decir que no esté haciendo un papelón con eso de la gestora del Partido Socialista en Madrid. La realidad de que Rafael Simancas no tenga, a estas alturas, nada que perder ni nada que ganar, no significa que no tenga delante de sus narices un auténtico embolado.

Lo que ocurre es que, ese embolado que se personifica en Simancas, es el mismo papelón y el mismo embolado que tiene el Partido Socialista, en el ámbito nacional, desde Madrid a Sevilla o desde Cataluña al País Vasco, posiblemente pasando por León.

Si podía intuirse que la aparición de Podemos iba a suponer un terremoto en el socialismo, no era tan fácil adivinar que esa aparición tuviera tantas y tan graves repercusiones a nivel interno.

Si eso es así, habrá que buscar las causas en otras instancias del Partido y ya nadie se resiste a señalar a Rodríguez Zapatero, a Pérez Rubalcaba e incluso a Felipe González como costaleros dedicados a mover la poltrona de Pedro Sánchez.

Es fácil llegar a la conclusión de que el golpe de fuerza de Sánchez, con la destitución de Tomás Gómez, responde, además de a algunas precauciones procesales, a un intento de conseguir la autoridad que no tiene y de afianzar el escaso liderazgo del que ha disfrutado desde su elección como secretario general.

Que no se achaque toda la culpa a Podemos. Lo que está ocurriendo en el Partido Socialista estaba profetizado desde el mismo día del nombramiento de Pedro Sánchez.

Podemos puede ser la coartada que algunos empleen para justificar sus acciones en contra del secretario general, pero no va más allá; además, muchos de los costaleros del sillón de Sánchez, no tienen el más mínimo pudor en acercarse a Podemos en busca de los votos que pueden haber perdido.

Desde las actitudes de los ‘amigos del primer momento’ de Tomás Gómez, hasta la aparición en escena de Amparo Valcarce, todo encaja. ¿Alguien piensa que la ex, hubiera dado ese paso sin el conocimiento previo, el aliento y hasta la orden de Rodríguez Zapatero?

Por eso parece que el papelón de Rafael Simancas, es solamente el fiel reflejo del papelón que está haciendo el Partido Socialista en la política española.

 

Convertir unas hipotéticas primarias en un sondeo descafeinado -sin criterios y sin reglas- entre los militantes, para ver qué opinan sobre quién debe ser el candidato, no puede servir para que Simancas hable de democracia interna, de que no hay tiempo y de que es lo mejor para el partido.

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