Por la boca… Los presupuestos van de teloneros

Antes del pacto se ha preparado el terreno que ya dejó marcado Zapatero, debilitando la democracia, minimizando el Legislativo, contaminando el Judicial y adormeciendo a gran parte de la opinión pública.

Sánchez prostituye y desnaturaliza todo lo que toca y los Presupuestos Generales del Estado no se van a librar. La ley más importante de una legislatura y la fundamental para cualquier gobierno -supuesto que marca la trayectoria e indica por dónde van a ir sus realizaciones- la ha convertido en la telonera de los protagonistas de su festival político.

Los presupuestos son los teloneros del recital del paso de Sánchez por La Moncloa y al igual que los grupos que arropan las actuaciones de los divos, solamente sirven para distraer a los espectadores, procurar que no se aburran y rellenar el tiempo hasta la aparición en el escenario de las verdaderas estrellas. Y como los teloneros de ciertos espectáculos, son mediocres y con poco  recorrido.

Para Sánchez, los auténticos protagonistas de su gala son los que le mantienen en el poder y los que comparten con él su objetivo de desmantelar el régimen que sustenta la actual Constitución, derrocar la Monarquía y convertir a España en una especie de tinglado multinacional en el que todos los desmanes tengan cabida. Ese es el verdadero pacto y no el de los presupuestos.

Antes del pacto se ha preparado el terreno que ya dejó roturado Zapatero, debilitando  la democracia, minimizando el Legislativo, contaminando el Judicial y adormeciendo a gran parte de la opinión pública.

Y por si fuera poco, al aquelarre de Bildu y de la Esquerra, se ha sumado el comunismo de Iglesias que, aunque mucho más bisoño en estas lides que separatistas catalanes y vascos, ansía iguales objetivos respecto al actual estado de cosas.

No se trata de un pacto para una ley de presupuestos, ni para conseguir la independencia de una parte de España, ni para blanquear a la ETA, ni para dar carta blanca a los “oteguis” de turno en la vida política. Es un pacto, ellos mismos lo han afirmado sin ambages, para tumbar al Estado español.

Por eso, las melifluas declaraciones, protestas y hasta nauseas de algunos socialistas, huelen a inútiles por timoratas, a estériles por miedosas y a interesadas porque intentan guardar la ropa de sus situaciones personales.

 
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