Por la boca… Rebeldes, sediciosos y unánimes

Primera sesión del juicio del 1-O.
Primera sesión del juicio del 1-O.

La sentencia ni aclara nada ni ha gustado a nadie. Incluso explica pocas cosas en relación a lo que sucedió en Cataluña, quienes fueron los responsables y qué delitos cometieron realmente.

Con la sentencias pasa como con lo de las multas de tráfico, que no contentan a ninguna de las partes. Si a eso se añade la indudable carga política que el juicio tenía y el afán de algunos jueces por lograr la unanimidad, era muy difícil que cualquiera de las partes se sintiera plenamente satisfecha.

Partiendo de esa base va a ser muy difícil que los separatistas catalanes se sientan juzgados con justicia (valga la redundancia) y más difícil aún que, quienes hablaban de golpe de estado y de violencia grave, no piensen en algún tipo de “mediación” por parte de los poderes fácticos, y que esa “mediación” no haya podido influir en los jueces.

La sentencia ni aclara nada ni ha gustado a nadie. Incluso explica pocas cosas en relación a lo que sucedió en Cataluña, quienes fueron los responsables y qué delitos cometieron realmente.

Así las cosas la sentencia -en cuanto a los años de prisión impuestos a los acusados- se antoja desmesurada para quienes solamente contemplaban y exigían la absolución y a todas luces escasa e insuficiente para los que aspiraban a una pena de muchos más años.

Es curioso que, por encima de la justicia de una sentencia y de sus términos jurídicos, así como de sus fundamentos legales, la gran preocupación de unos y otros, sean las consecuencias.

Una vez más para unos -además de intentar salvaguardar incluso en el extranjero la probidad y el buen funcionamiento de la justicia española-  la pesadilla es la preservación de la paz y el orden público en Cataluña, ahora más en peligro que nunca. Además, en este caso, la ejemplaridad de la sentencia es más que dudosa.

Para otros se trata de enfatizar su fuerza en la calle y de demostrar la bondad de sus postulados separatistas, que han de finalizar con la independencia y en la república catalana.

Es en este sentido en el que se puede afirmar que la sentencia ha servido para poco.

 

Por otra parte los matices jurídicos entre rebelión y sedición y entre violencia y pacifismo, se diluyen en planteamientos y en objetivos que estaban previamente establecidos-

Sí que la sentencia puede servir a algunos.

 Ahora cuando unos padres vayan al colegio de sus hijos y el profesor les diga que su retoño es un rebelde, siempre podrán decir que su niño, de rebelde nada, que su descendiente es, pura y simplemente, un sedicioso.

Y además lo harán por unanimidad.

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