Por la boca… Secretos a voces destempladas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la salida de la sesión plenaria de este jueves en el Congreso de los Diputados

Poco secreto existe dónde hay políticos puestos allí por sus partidos a los que siempre han informado puntualmente del secreteo. Y menos secretos ahora, que habría que compartirlos con los que no quieren compartir nada con el resto de los españoles.

Cuando los secretos se ponen de moda y están en la boca de los políticos y en las portadas de los medios de comunicación, es claro que cada vez son menos secretos.

Se dice que detrás de lo ofendidos que se sienten los separatistas presuntamente escuchados, está Puigdemont que conocía el “informe canadiense” desde hace más de un año y que es ahora cuando ha ordenado a sus terminales dar aire al asunto (Putin sabrá por qué).

Inmediatamente los ofendidos han agarrado las escuchas y han hecho bandera de ellas. Una bandera, como siempre, en forma de prebendas y hasta piden cabezas de ministras (más bien en singular), mientras Marlaska asiste al espectáculo con la babosidad caída de la boca hecha agua. 

Y proliferan las chulerías de Rufián y los desplantes de Aragonés, y todo sirve de cortina de humo para nublar los desmanes de Colau en Barcelona o la impresentable gestión de los que “okupan” los edificios de la Plaza de san Jaime.

Vídeo del día

Detenida en Madrid una kamikaze borracha y
con un kilo de cocaína en el maletero

 

A Sánchez todo se le hace poco para agasajar a sus “apuntaladores” y ha comisionado –sin comisiones que se sepa- a Batet para que una vez más haga de “agradaora” riéndose de los reglamentos del Poder Legislativo y, en plan comisionista, se saque de la faltriquera una comisión a la medida de aquellos a los que, ella y Sánchez, quieren agradar. Ambos han regalado a separatistas y proetarras las sillas en la mal llamada comisión de secretos oficiales.

Mal llamada, porque de oficial tiene poco más que lo de las dietas de sus componentes, a cargo de los Presupuestos Generales del Estado, pero que de secreto apenas tiene nada.

Poco secreto puede existir dónde hay políticos puestos allí por sus partidos, a los que siempre han informado puntualmente del secreteo. Y pocos secretos ahora, que habría que compartirlos con los que no quieren compartir nada con el resto de los españoles.

¿Alguien cree que en una reunión de políticos puede haber algún secreto? ¿Alguien cree que a esa comisión se ha llevado alguna vez, o se va a llevar ahora, algún secreto de estado de mínima importancia? ¿Alguien cree que la OTAN consentiría que en esa comisión se debatieran planes, objetivos y calendarios sensibles para la defensa del mundo libre?

Por eso da igual que en esa comisión estén presentes los separatistas o los proetarras o que Puigdemont tome el té con Putin y que este participe en el bombardeo del CNI (ahora que está tan puesto en esos menesteres).

Lo grave es que una vez más, Sánchez ha metido la pata y, llevado de su carácter cada vez más dado a la “resiliencia propia”, ha pifiado las formas, ha dejado patente que sigue en situación permanente de pantalones caídos, una vez más ha destrozado el prestigio de las instituciones y, como de costumbre, ha dejado a Batet en una vergonzosa evidencia presidida por “la razón de Estado” del servilismo más abyecto..

Y a més a més, ha dejado a Bolaños penjat de la brotxa de una negociació vergonyosa en Barcelona.

La carcajada. Dice Díaz en plan demostración sindical: “Es la primera vez que se puede decir que se ha mejorado la vida de los trabajadores”