Por la boca…De Guatemala a ‘guatepeor’

Todos los partidos políticos, a la hora, de designar las candidaturas para las distintas elecciones, se debaten entre el dedo y las primarias. Como todo, cada sistema tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Posiblemente que Rodríguez Zapatero nos gobernara durante dos legislaturas, fue un inconveniente de las primarias o, a lo peor, Mariano Rajoy está siendo un inconveniente del dedo de Aznar. Que vaya usted a saber.

Y también hay ocasiones en las que el dedo te sale respondón, sobre todo si el dedo se ha detenido en Esperanza Aguirre. Aguirre responde siempre y entra al trapo siempre y no defrauda nunca.

Poco tiempo ha necesitado la presidenta del Partido Popular de Madrid para revolverse contra un presunto acuerdo y, con su puntito airado, declarar que se vuelve a su casa –tampoco es que estuviera muy apartada- y que dejaba a Rajoy compuesto y sin novia para el Ayuntamiento de Madrid.

La avanzadilla de  Dolores de Cospedal para negociar con Aguirre, no era la más apropiada por mucho que Mariano Rajoy estuviera preparando su viaje a Guatemala; viaje, como todo el mundo sabe, primordial, fundamental e imprescindible para la buena marcha del estado español (tampoco pudo Mariano Rajoy hablar con Ignacio González y también fue Cospedal la encargada de darle la ‘noticia’). Y que no era la más indicada, lo demuestra lo poquito que ha tardado en saltar la liebre del ‘presunto acuerdo’.

El oscurantismo y las sonrisas de lado dirigidas a los periodistas que preguntan, es lo que tienen, que al menor descuido dejan al protagonista con el trasero al aire.

Y así se ha quedado en Guatemala Mariano Rajoy, agarrado de la brocha a un acuerdo que dice que, en el caso de llegar a la alcaldía, Aguirre renunciaría a la presidencia del Partido Popular madrileño. Pero hasta entonces, el programa y las listas de candidatos las hago yo y que de monigote nada.

Dice Mariano Rajoy que el asunto está zanjado. El problema es que el presidente del Partido Popular abre muchas zanjas y cierra pocas; y es de temer, que esta zanja va a estar mal cerrada durante toda la campaña electoral y se va a convertir en un socavón en el supuesto de que Esperanza Aguirre no consiga ser alcaldesa.

No se entiende por qué Aguirre pudo ser presidenta de la Comunidad de Madrid y presidenta del Partido Popular y no puede ejercer el mismo cargo siendo alcaldesa.

Da la sensación de que Aguirre no es de fiar y hay que tenerla embridada. Y la cosa no es fácil.

 
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