Por la boca…Gaspar Zarrías, pone las cosas en su sitio

No es que Zarrías sea un hombre muy dado al orden -recuérdese por ejemplo, su afición a votar con los pies en el parlamento- pero, en cualquier caso, ha sabido agarrar el toro de la huelga de controladores, por los cuernos del Partido Popular al que con todo desahogo ha hecho responsable del desaguisado.

En unas esperpénticas declaraciones Gaspar Zarrías acusó al Partido Popular de haber hablado con los ‘presuntos delincuentes’ que son los controladores, de defender la postura de los que secundaron el plante y colapsaron los aeropuertos, de estar en contra de los ciudadanos y a Rajoy de estar de vacaciones en Canarias, mientras los demás, el propio Zarrías entre ellos, se dedicaban a trabajar en pro y por el bien de ciudadanos y ciudadanas.

Lo divertido del asunto es que esas declaraciones las hacía en su calidad de secretario de estado del Gobierno -concretamente en la vicepresidencia de Manuel Chaves- desde la sede del Partido Socialista y, sin el menor rubor, afirmaba que el Partido Socialista estaba, en todo, de acuerdo con la gestión del Gobierno. O sea, que el propio Zarrías, estaba totalmente en sintonía con Gaspar Zarrías. Al menos no se le puede acusar de incoherencia en sus declaraciones públicas.

Y es que Sevilla es mucha Sevilla, y la Junta de Andalucía mucha Junta de Andalucía. Y en cuanto Chaves le toca las palmas, a Gaspar Zarrías se le van los pies e igual aprieta con ellos el botón del voto parlamentario, que los saca del tiesto en declaraciones manipuladas, interesadas y poco veraces.

La musiquilla del Gobierno, cantando a un Rajoy en la tumbona de la tira cómica, ya está muy oída y suena a pasodoble antiguo. No se sabe si Rajoy trabaja poco o mucho en lo que tiene que trabajar, pero lo que es evidente es que en lo que tiene que hacerlo, ni de lejos, es en solucionar los problemas o los conflictos que surgen en la vida nacional sea cuál sea su origen. Para lo que está Rajoy es para hacer oposición y no para solucionar problemas que, por su propia naturaleza corresponden a la gestión del ejecutivo. Si ese ejecutivo no puede o no sabe, se marcha a su casa, da paso a otro gobierno o a otra formación que elijan los ciudadanos y aquí paz y después gloria. Pero la cantinela de Teresa Fernández de la Vega de ‘arrimar el hombro’ ya está algo pasadita.

En cualquier caso, las declaraciones de Gaspar Zarrías, todo un secretario de estado, por la gracia de Manuel Chaves, deben de hacer pensar a su jefe. Si lo lanzó a despotricar, malo, si despotricó sin que lo supiera su jefe peor.

 
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