La cabalgata sindical

La cabalgata sindical del 1º de Mayo fue lo más parecido a la cabalgata de Reyes que cada año nos organiza Moreno Espert. Con sus grupos de saltimbanquis, diversidad de etnias bailando, gritos más o menos histéricos y nerviosos y hasta señores, que se dicen sindicalistas, con barbas que van disfrazados de defensores de los trabajadores al igual que otros señores, que se dicen políticos, se disfrazan de Reyes Magos. Una delicia. Pero tranquilos que no somos Grecia.

Al igual que todo parecido de la cabalgata de Moreno Espert con el motivo principal –que es la adoración de los Reyes magos al Niño Dios- es pura coincidencia, cualquier parecido de la cabalgata sindical con algo que tenga que ver con el sindicalismo reivindicativo, áspero con el poder, crítico con los poderosos, defensor de los trabajadores y de sus derechos –el primero de los cuales es el derecho a tener un trabajo- no es que sea pura coincidencia es pura y simplemente una broma. Y además no somos Grecia

Con casi cinco millones de parados a sus espaldas, los sindicatos dedican su fiesta anual, su concentración fundamental y referente de todo su trabajo a favor de la clase obrera, en la defensa de un juez, presuntamente prevaricador, en los ataques a la anterior dictadura y a la memoria histórica que es una especie de alzheimer colectivo que le ha entrado a la izquierda española. No obstante no somos Grecia.

¿Y los discursos? En tono mitinero, ante una concurrencia que ni siquiera estaba integrada por la totalidad de los afiliados a Comisiones Obreras o a la Unión General de Trabajadores, porque simplemente con la asistencia de las gentes de carnet, se hubiera llegado a una cifra mucho más decente que los menos de diez mil, tirando muy por alto, que se dice estuvieron en la cabalgata. Y hay que tener en cuenta que no somos Grecia

Alguien en el mundo sindical debería de replantearse no sólo su existencia sino, lo que sería más serio, su papel actual en la vida española. Eso que tan pomposamente se llaman los agentes sociales, patronal y sindicatos, los tenemos hechos unos zorros y, si añadimos la situación gubernamental, habrá que concluir que el panorama sociolaboral y económico de España –no somos Grecia- es más que preocupante.

Pero da lo mismo. Lo importante es la cabalgata aunque no se crea en los Reyes Magos y aunque, tampoco, nadie, crea en los sindicatos.

E incluso aunque no seamos Grecia.

 
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