Entre chutes, neutralidades e indiferencias.

Nadie se había creído que los dirigentes socialistas mantuvieran el silencio y no hicieran ningún tipo de declaraciones –que tuvieran que ver con las elecciones generales- antes del 22 de mayo.

Nadie se había creído que la cúpula del partido se mantuviera encerrada en sus cuarteles de invierno absteniéndose de todo lo que no fueran autonómicas o municipales y no mentar ‘la bicha’ de las primarias.

Nadie se había creído que los Blanco, Bono, Chaves, Barreda o Pajín fueran capaces de respetar el silencio, medio pactado, en el comité socialista cuando Rodríguez Zapatero anunció su, también, medio retirada.

Y tenía que ser, ¡cómo no!, Blanco quien pusiera la nota folklórica con unas declaraciones, vacías como siempre, pretendidamente irónicas y presuntamente demoledoras para el Partido Popular. Según el, todavía, ministro de Fomento, el sábado, los socialistas recibieron un ‘chute’ de moral; no todos, porque a todos no les hacía falta, entre ellos se supone que a él, pero un ‘chute’ de moral que va a servir poco más o menos que para ganar las elecciones.

Blanco, sin necesidad de ‘chute’, no ha acabado ahí su disertación y afirma tan entusiasmado, refiriéndose a las primarias, que será neutral pero no indiferente. Y es que cuando se pone a matizar, el político de Palas de Rei no tiene parangón.

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Lo que pasa es que Blanco ya nos ha demostrado muchas veces, en elecciones y fuera de ellas, en su partido y fuera de su partido, lo que para él significa ser neutral e incluso lo que supone ser indiferente.

Desde mucho antes de que Rodríguez Zapatero anunciara oficialmente su retirada y mucho antes de que Blanco se enterara - si es que es verdad  eso de que fue de los privilegiados que se enteró antes que otros-, el ministro tenía elegida su opción, tenía preparada su situación y hasta podría haber realizado los pertinentes contactos con el futuro candidato.

El que no se sepa por dónde puede ir su neutralidad, y no digamos nada su indiferencia, sólo demuestra que, como siempre, puede guardar un as en la manga, por si le hiciera falta sacarlo en un hipotético segundo tiempo.