El cristianismo como coartada

Se veía venir. Los ataques a la Iglesia Católica no están siendo todo lo rentables que algunos pensaban y hay que dar macha atrás rápidamente no sea que los "obispos nos amarguen la fiesta" porque, aunque se empeñara Azaña, España no ha dejado de ser católica y aunque se empecine don Antonio Gala la Iglesia Católica no "está al caer".

La ofensiva contra la Iglesia Católica se ha llevado a cabo en toda regla y con todos los medios, sociales, políticos y "mediáticos" -valga la redundancia- descalificando a los obispos, a los principios morales que la Iglesia ha defendido siempre, a la familia y al matrimonio como piezas fundamentales de una sociedad ordenada y fundamentalmente a los católicos.

Y es ahí en donde han saltado las alarmas de los "espabilados" de siempre. Una cosa es meterse con los obispos y hasta con los curas y otra con la gente "de a pie" que tiene su corazoncito, y en ese corazoncito  existen unas creencias arraigadas y metidas muy dentro, y ese ciudadano se siente "molesto" cuando se le toca en ciertos lugares de lo que ha vivido y sentido desde generaciones.

Y los "espabilados" se han dado cuenta y han iniciado una estrategia que salta a la vista, una trampa clara y diáfana para los que quieran verla: atacar a la Iglesia Católica mientras se hace profesión de cristianismo. A lo mejor cuela y se aísla a la Iglesia Católica de los cristianos, hay que conseguir que los católicos se separen de la Iglesia y de sus enseñanzas en aras de un cristianismo de "amplio espectro". Ya están saltando a los medios declaraciones de políticos (léase Don José Blanco)  y escritos de articulistas impenitentes anticatólicos (léase Don Antonio Gala).

La trampa está servida: cristianismo sí, pero eso es una cosa y la Iglesia Católica otra. El Jesús de Nazaret del que quieren aprovecharse y utilizar, no tiene nada que ver, para estos neoprofetas del cristianismo, con la Iglesia Católica, ni con Roma, y mucho menos con los obispos o con el Papa.

Y eso puede servir de coartada y puede valer para no asustar demasiado a esas almas cándidas que circulan por ahí. El bienpensante de turno puede caer fácilmente en esa trampa. Es el típico "yo creo en Dios pero no en la Iglesia".

No es este el lugar de aclarar esos conceptos religiosos o con una mayor carga de trascendencia. Simplemente de "tejas a abajo", hay que alertar sobre esta nueva campaña. Que nadie se equivoque. No van a defender el cristianismo ni a nada que se le acerque remotamente, ni a su principios ni a sus planteamientos morales, sencillamente lo van a utilizar como coartada y para que muchos no se asusten por la campaña descarada contra la Iglesia Católica y todo lo que supone en la vida española.

 
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