La cruda realidad

No es que el triunfo de la selección española haya sido irreal. Es cierto y muy cierto, muy merecido y ha sido todo un acontecimiento gozoso. Hemos sido, con diferencia, el mejor equipo y, hasta Alemania en la final, se pudo llevar algún gol más.

Pero ahora viene lo bueno, ahora volvemos a la realidad de cada día. Ya no estaremos pegados al televisor ni gritaremos por las ventanas ondeando la bandera de España. Ya no habrá tanta unión entre ‘las españas’ y volverá el español de a pie a donde solía.

Wimbledon no es lo mismo. El Tour no es lo mismo. Ni siquiera las dos o las cuatro ruedas son lo mismo. Como el fútbol nada.

Pero ahora volvemos a la realidad y esa realidad está cada día más cruda por mucho que el presidente del Gobierno diga que la crisis es opinable. Opinable por aquello de que cada uno opina de la feria según la va. Vistas así las cosas…

Y es que todo es del color del cristal con que se mira. También dice Rodríguez Zapatero –últimamente le ha dado por el humor- que en África, en América Latina e incluso en algunos lugares de Asia están peor que nosotros. Si él lo dice, debe de ser verdad y eso alivia mucho.

Lo cierto es que estamos en plena crisis económica y que lo que se avecina no es mejor que lo que hay, por mucho que, también el presidente, diga que vamos a salir reforzados de esta situación.

Ni siquiera el verano, ni el veraneo van a conseguir distraernos. Toda la distracción venía del fútbol y el fútbol se ha acabado. Si se habrá acabado el fútbol que ya hay marcas que se están marchando de las camisetas de algunos clubes. Que no está el horno para patrocinios y vamos a volver al escudo puro y duro.

Pasada la euforia hay que pagar la hipoteca, hay que volver al súper y hay que poner gasolina. Hay que pagar el veraneo, si es que lo hay y, no es sarcasmo, hay que pagar el avión con el que algunos llegaron hasta Viena, para ver a la selección española campeona de Europa.

 
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