Demasiado dinero en pegatinas

Como nos tienen dicho que el precio de la gasolina solamente sube lo justo, que depende del precio de los mercados internacionales, y que nuestros carburantes son mucho más baratos que en el resto de Europa, los automovilistas españoles tenemos que estar encantados con lo que nos cuesta la gasolina, sobre todo ahora que también tenemos pegatinas.

Lo de las pegatinas no deja de ser una moda. Una moda que sirve para un roto y para un descosido. Las hay de protesta, de reafirmación de la ideología de quien la lleva, de anuncio de hamburguesas, de nuestro equipo de fútbol favorito y hasta del barrio o de la comunidad de vecinos.

Hace unos años llegó la moda de las pegatinas en el cristal trasero de los coches y todo el mundo se comproba una o alguien se la regalaba.

Ahora hay pegatinas de colorines que, además de costarnos 5 euros, nos sirven para no poder circular por nuestras ciudades. Son pegatinas estáticas, de garaje y compatibles con la bicicleta de Carmena, o con el transporte público de Podemos. O sea, que usted se compra un coche e inmediatamente tiene que agenciarse una pegatina para no poder mover el flamante vehículo. Todo un logro.

Ahora nuestras gasolineras (o por mejor decir las gasolineras de “ellos”) se han inudado de pegatinas. De momento no cuestan nada, pero son de una gran utilidad. Nos informan exhaustivamente del etanol que tiene el carburante con el que alimentamos ese coche con el que no podemos circular por nuestra ciudad. Vamos, que uno no se imagina cómo hemos podido circular hasta ahora sin saber eso del etanol.

Como nos tienen dicho que el precio de la gasolina solamente sube lo justo, que depende del precio de los mercados internacionales, y que nuestros carburantes son mucho más baratos que en el resto de Europa, los automovilistas españoles tenemos que estar encantados con lo que nos cuesta la gasolina, sobre todo ahora que también tenemos pegatinas y que sabemos lo del etanol.

Y es que todo son adelantos y modernidades. Es muy posible que el ciudadano medio esté hecho un lío con lo de las calles por las que no puede circular o la velocidad a la que tiene que poner el coche y hasta puede que ignore el por qué de este tinglado, pero todo queda perfectamente claro cuando va a la gasolinera y se entera de lo del etanol.

Y con esa alegría en el cuerpo, ni se fija en el precio...que es de lo que se trata.

 
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