El 1º de mayo, descafeinado. El Dos de Mayo Light. Lo único que prevalece es Carla Bruni

Contaba aquel ‘capillita’ de Sevilla que, si a Pilatos le hubiese dado por no lavarse las manos, nos hubiera dejado sin Semana Santa. Si a Sarkozy se le ocurre venir una semana después, hay que suspender el Dos de Mayo y nos hubiera dejado sin los encuentros y desencuentros de Aguirre y Ruíz Gallardón.

La verdad es que lo único que no ha estado descafeinado esta semana ha sido Carla Bruni. No ha defraudado, y además ha dado muestras de ser una mujer de temple, porque cualquier otra se hubiera mosqueado con las escenas de ‘amor’ de su esposo con Rodríguez Zapatero. Es que se han pasado. Las alabanzas y los piropos volaban de uno a otro. Y ¿qué decir de las miradas? Eran incendiarias.

Y es que el amor –hasta el amor político- es ciego porque Sarkozy, en pleno éxtasis, va y nos dice que Rodríguez Zapatero es ‘brillante’. ¡Hombre!, monsieur le President, a monamijoseluís se le pueden decir muchas cosas -de hecho se las han dicho- pero calificarle de brillante…como que no.

Y ahora la pregunta del millón: ¿para qué ha servido la visita del presidente francés a España? Porque lo de la ETA ya estaba encarrilado y lo de la cosa económica sigue igual de descarrilado y nuestros esfuerzos para sentarnos en el G-20 -o en el cuarentaitantos-  siguen su curso y nadie sabe si este verano no habrá tomates españoles desparramados por las carreteras de la dulce Francia. Pero todo sea por tener a Carla Bruni entre nosotros.

Y siguiendo en el túnel del amor en el que se ha convertido la política española, en ciertos sectores, hay que hablar de los sindicatos. Una delicia de 1º de Mayo. Participación masiva pedía Cándido Méndez y de visión cósmica hablaba el líder de Comisiones Obreras. Tiempos aquellos del acento vasco de Nicolás Redondo y del cuello del jersey de punto de Marcelino Camacho. Si habrán sido amorosas las manifestaciones sindicales que el público asistente buscaba entre la multitud a Carla y a Nicolás abrazándose.

Un país con más de cuatro millones de parados que tiene unos sindicatos como los que tenemos es una caricatura, una mofa y una risa. Pero los liberados están encantados con sus pancartas y sus banderas republicanas como si fueran diputados de la Esquerra Republicana insultando a los Borbones, que ya se sabe que es la forma que tienen de ganarse el sueldo los diputados de la Esquerra Republicana que, que se sepa, nunca han hecho nada más que insultar a los Borbones, porque no trabajan, porque no estudian catalán y -ya en el colmo de la bondad republicana- porque tampoco estudian euskera ni gallego.

Pero ahora que hay deflación es barato hasta el paro, que ya lo ha dicho un alto responsable de lo del trabajo: si hay tanto parado es que no es tan caro despedir. Y dicho esto se fue, el alto responsable, a la manifestación, no se sabe si con la pegatina de Comisiones Obreras o con la de UGT.

El que ha redondeado la semana ha sido Rajoy, que ha hecho las listas de su partido a las elecciones europeas y esta vez no ha puesto la mano en el fuego por nadie. Vamos que ni lo ha encendido y en caso de duda se ha cargado al dudoso, sin dudarlo, valga la redundancia.

Dos de Mayo sin pólvora, que si llega a quedarse el matrimonio Sarkozy en vez de pólvora en salvas, por las bocas de los cañones de la montaña del Príncipe Pío, salen confetis y hay que casar a Manuela Malasaña con Murat.

 

La policía se querella contra el Fiscal General del Estado. El día de las fuerzas armadas de Chacón va a ser sin fuerzas y sin armar y Garzón desafina al cantar aquello de guantanamera.

Pero no todo es de broma. Rodríguez Zapatero nos dice que la crisis se acaba. Las Cortes de Bono, quieren reprobar a Benedicto XVI y ex Ibarretxe nos vuelve a dar la tabarra con el referendum.

Solo nos faltaba que Guardiola empezara a despotricar contra los árbitros y ya ha empezado.

Y es que lo único serio que nos ha pasado en los últimos días ha sido Carla Bruni.

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