Elecciones: la gran paradoja

Mariano Rajoy.
Mariano Rajoy.

Muchas de las cosas que están ocurriendo en nuestra escena política y que sufrimos los ciudadanos, podrían haberse ahorrado si Mariano Rajoy hubiera convocado elecciones antes de la moción de censura y si Pedro Sánchez lo hubiera hecho nada más llegar a La Moncloa.

En nuestra vida política se dan muchas paradojas pero quizás la más llamativa sea la que se produce en torno a nuestro tinglado electoral.

Todos los partidos, todos los políticos, sean de la ideología que sean y tengan más o menos responsabilidades de gobierno, viven por y para las elecciones. Se levantan y se acuestan a base de encuestas electorales y no dan un sólo paso sin que sus asesores evalúen sus decisiones en función de una ganancia o de una pérdida de votos.

Pero lo extraño del asunto es que, estando como están, permanentemente inmersos en la dinámica electoral, los responsables, cuando tienen la posibilidad y -en algunos casos- hasta la necesidad de convocar a los españoles a las urnas, sean tan reacios a hacerlo.

Muchas de las cosas que están ocurriendo en nuestra escena política y que sufrimos los ciudadanos, podrían haberse ahorrado si Mariano Rajoy hubiera convocado elecciones antes de la moción de censura y si Pedro Sánchez lo hubiera hecho nada más llegar a La Moncloa. Pero los dos se resistieron como gato panza arriba y así han sucedido las cosas.

A la hora de escribir estas lineas no hay noticias de una hipotética convocatoria de elecciones por parte de un presidente del Gobierno que ha sido vapuleado por el Congreso en la ley más importante para la marcha normal de una legislatura.

Aunque es mucho aventurar, todo apunta a que Sánchez anunciará la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones generales, pero tampoco hay que ser demasiado adivino para intuir que procurará retrasar su decisión lo más que pueda.

Sus ministros ya hablan de flecos que quedan por resolver; el decreto ley es algo a lo que Sánchez le ha cogido el gusto y el calendario presenta demasiados problemas para una convocatoria inmediata. Pero todo puede ser.

Lo que sí extraña es que miembros del Gobierno, y hasta el propio Sánchez, hablen de los logros conseguidos en estos escasos ocho meses y que digan, sin rubor, que aún quedan cosas por hacer como si el mandato muerto hubiera durado años y hasta varios periodos legislativos.

 

Evidentemente, ya estamos en campaña y cuanto más tarde sean las elecciones generales, más tiempo va a durar esa campaña y más tiempo vamos a estar sin nadie que gobierne en España.

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