Enseñanza: El embeleco de los contenidos

Pedro Sánchez.
Pedro Sánchez.

Sectario no es solamente atacar a la enseñanza privada o ahogar a la concertada o conculcar los derechos de los padres. Lo sectario está en la asignación de contenidos que van a estudiar las próximas generaciones y hacerlo de una forma solapada, a manera de timo.

Para dar un timo siempre hace falta un gancho que distraiga al ingenuo que será la víctima. Para dar el timo de la ley de enseñanza, Sánchez- auxiliado por Celaá y Alegría- ha usado una serie de ganchos que han tenido más o menos adormilada a una oposición bobalicona, azacaneada por poner de manifiesto las mentiras de Sánchez, los incumplimientos de Sánchez, las cacicadas de Sánchez, las residencias de vacaciones de Sánchez y el uso “falconiano” de Sánchez.

Y en esas estaban los “pseudoopositores” –ya jubilados por Ayuso-ocupados en hablar de la asignatura de religión, de la privada o la concertada, de los abusos en los colegios religiosos o de la enseñanza en español (todo ello plausible), mientras Sánchez, con Celaá y Alegría, ha ido llenándoles la mochila con los goles ideológicos, sectarios y absolutamente intolerables, que constituyen el contenido de las enseñanzas que van a recibir nuestros jóvenes a partir del próximo curso.

Timos aparte, ha sucedido punto por punto aquello de dejar hacer las leyes mientras yo haga los reglamentos. Sánchez decía a la oposición “chifla, chifla con la asignatura de religión, con la libertad de enseñanza, con los colegios privados y concertados, con los derechos de los padres… que yo diseñaré los contenidos lectivos, las asignaturas que desaparecen, lo que se enseña y lo que no se enseña, lo que se evalúa y lo que no se evalúa, y voy igualando por lo bajo, por la analfabetización, por la incultura de nuestros jóvenes y les voy privando del más mínimo espíritu crítico, con el señuelo de las destrezas, de la digitalización y lo de enseñarles a buscar empleo.

Y mientras las portadas se ocupan de la guerra, de la crisis económica, del desabastecimiento, de las huelgas y hasta de los céntimos en las rebajas, Sánchez, con la ayuda de Celáa y de Alegría, ya tiene publicada en el BOE la ley de la enseñanza y, lo que es peor, los contenidos de obligado cumplimiento.

Y así, fuera las humanidades; desaparece la filosofía; reguetón sí, ETA no;  de los Reyes Católicos no hay noticia porque la historia se tergiversa; se hurtan acontecimientos; los jóvenes estudiarán “las identidades colectivas que se han desarrollado en España”; los suspensos no existen y las notas tampoco; el esfuerzo no se tiene en cuenta, porque según la UNESCO “la meritocracia ha fracasado creando una nueva forma de exclusión educativa, social y económica disfrazada de credencialismo y exacerbando los resultados florecientes e inequitativos” y, en consecuencia (que decía Sánchez cuando se juntaba con Redondo), “obtendrán el título de graduado en ESO quienes hayan adquirido, a juicio del equipo docente, las competencias clave establecidas en el perfil de salida”, aunque estén cargados de suspensos.

Claro que no hay mal que por bien no venga porque a lo mejor y con la nueva ley de educación, a Sánchez, a sus ministros y ministras –tan animalistas ellos- y a Celaá con carácter retroactivo, hay que empezar  a considerarles como “seres vivos sintientes”. Por supuesto sin visos de sexismo, sin ninguna intención patriarcal y con toda la carga transversal de ideología de género, que Montero (la de igualdad) ha ido colando en la ESO/ESA.

Porque lo sectario no es solamente atacar a la enseñanza privada o ahogar a la concertada o conculcar los derechos de los padres. Lo sectario está en la asignación de contenidos que van a estudiar las próximas generaciones y hacerlo de una forma solapada, a manera de timo.

 Carmen Iglesias, directora de la Real Academia de la Historia, además de explicar que desde la Academia se han hecho alegaciones y se han expuesto reparos a los contenidos de la ley de educación, ha afirmado que comenzar la historia de España en 1808 “no es historia, es manipulación”. Con esto bastaría en cualquier sociedad sana intelectualmente, para echar por tierra los contenidos de cualquier ley, pero en España somos los inventores del timo y ejercemos de tales.

 

La carcajada: Sánchez, en plan de fino analista y de doctor en economía, señala la lluvia de barro, la calima africana, como una de las causas de la inflación.

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