Los estilos del PP

Tras las andanadas de José María Aznar en toda la línea de flotación de los afanes de Mariano Rajoy en relación a lo que está ocurriendo en Cataluña, las gentes de Génova se han creído en la obligación de decir algo y, como casi siempre, el éxito de la acción de comunicación del Partido Popular y sus efectos en la ciudadanía son perfectamente descriptibles.

Esta vez le tocó el ‘marrón’ a Alfonso Alonso, a la sazón portavoz del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados. Y Alonso se despachó con una frase  -se supone que estudiada por los santones populares de la comunicación- en la que decía que Rajoy piensa lo mismo que Aznar sobre la unidad de España ‘pero con otro estilo’.

No sabemos muy bien si el énfasis hay que ponerlo en el ‘pero’ o en el ‘otro estilo’; en cualquier caso, lo único que hizo el portavoz fue ahondar la herida.

No parece que nos quedemos sólo en el estilo, cuando uno habla de ‘desfalco a la soberanía nacional’ mientras el otro se dedica a poner paños al baño maría para dejar pasar el tiempo y aplica la doctrina de la ‘fruta madura’.

Lo que vino a decir Aznar y con lo que, dicho sea de paso, están de acuerdo muchos del Partido Popular y muchos españoles es que hay que atajar cuanto antes y de forma contundente el delirio separatista de Cataluña. Es evidente que Mariano Rajoy tiene una patata caliente en las manos pero esa patata, lejos de enfriarse como él piensa, va acabar quemándole las manos  y con sus manos las de todos los españoles incluidos los catalanes.

Que nadie tome las palabras de Duran i Lleida el pasado miércoles en el Congreso como una amenaza. Son, simplemente, la constatación de una realidad. Rajoy se puede encontrar de la noche a la mañana con una declaración formal de independencia en el Parlamento de Cataluña y, para entonces, las cosas serán más graves y más difíciles.

Ante esa realidad –lo quiera o no Rajoy- hay tres posturas: la de la ‘fruta madura’ o sea, dejar pasar el tiempo a la espera de que la patata se enfríe sola: coger el toro por los cuernos y hablar alto y claro, además de tomar las decisiones que, según la Constitución, procedan y la tercera -que no es una postura, sino una sospecha-, que sería la falta de recursos del presidente del Gobierno, el ‘no sé qué hacer’ y por eso me quedo quieto.

Aznar ha dicho las cosas claras –con independencia de su sentido de la oportunidad, que nunca ha sido su fuerte como ex – y en nada se parece su planteamiento al de Rajoy por mucho que en el Partido Popular quieran asemejarlos.

Claro que para el Partido Popular el asunto Cataluña ‘no es prioritario’, Montoro dixit.

 
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