La fiabilidad de Patxi López

Lo ha dicho Antonio Basagoiti: ‘tengo dudas sobre si Patxi López es de fiar’. Curiosamente coincide con Urkullu aunque el nacionalista no parece que tenga dudas. para el PNV ni Patxi López ni, por supuesto, Basagoiti, son de fiar.

Y así están las cosas en el País Vasco. Va a haber cambio -eso parece- hay un acuerdo entre el Partido Popular y el Partido Socialista, que se reparten la presidencia del gobierno autónomo y la de la cámara de Vitoria y consiguen el gran objetivo del cambio que es echar del poder a quienes lo han ostentado desde el principio.

Pero rechinan demasiadas cosas y declaraciones como las de Basagoiti pueden enrarecer el ambiente. Que esas cosas las diga Urkullu se entiende, pero que las diga quien se propone votar en la sesión de investidura a Patxi López, no parece adecuado.

Se trata de que haya cambios en el gobierno vasco. Posiblemente esos cambios sean necesarios y el PNV, aún habiendo ganado las elecciones, no parece la fuerza política adecuada y, en cualquier caso, no cuenta con los apoyos necesarios. Pero de ahí a que el único objetivo del acuerdo sea desbancar a una fuerza política concreta, hay una diferencia.

Además, es evidente que un acuerdo PSOE-PP a estas alturas -y con la que está cayendo en Madrid- ‘canta’ demasiado. Por eso precisamente hay que hacer las cosas muy bien y explicarlas mejor a la opinión pública. Y, precisamente por eso, es necesario evitar declaraciones que, como las de Antonio Basagoiti, son, cuando menos, inútiles.

O se fía de Patxi López y le vota o no se fía y no le vota. Pero dar la sensación de que le vota para quitar de en medio a Ibarretxe, no es políticamente muy ‘vendible’.

Son varias las voces de socialistas que se alzan para mostrar su desacuerdo por la ‘coalición’ con los populares. Ellos, dicen, no tienen nada que perder y nosotros sí. Este acuerdo puede pasar factura a los socialistas a medio plazo y no sólo en el País Vasco.

En cualquier caso es un acuerdo ‘prendido con alfileres’. No es un matrimonio por amor y -si que hay que traer a colación la no muy afortunada metáfora de la noche de bodas del propio Basagoiti- a lo mejor todo se queda en la luna de miel y, a la vuelta, ya en la vida parlamentaria diaria, hay más discusiones de las previstas en el acuerdo.

Aunque el ‘matrimonio’ sea duradero, no va a ser un camino de rosas. La situación en Euskadi dista mucho de ser democráticamente normal y para volver a la normalidad, el gobierno y quien con él esté en el parlamento, va a tener que tomar decisiones que no siempre van a gustar a nacionalistas y a los abertzales más radicales. Ya han salido a la luz pública los problemas de la policía vasca con otros cuerpos de seguridad del Estado. Ya se ha comenzado a hablar de las concesiones a las ikastolas y seguro que encima de la mesa de cualquier negociación está la radio y la televisión autonómicas.

 

Y al fondo, o en la superficie, la ETA.

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