En el gobierno de coalición se ponen “moraos”

Exhibir una ideología, desde el Gobierno, a base de trajes de chaqueta y mascarillas, denota –entre otras cosas- indigencia intelectual, penuria dialéctica, carencia neuronal, acné político y pubertad crónica.

Mientras la pandemia campa por sus respetos por toda España –incluida la capital, objeto de los desvelos de Illa, de las preocupaciones de Simón y de la inquina maloliente y fecal de Sánchez- el Gobierno, la parte y el todo, se dedica a la suyo y lo suyo, distracciones aparte, es el cambio del sistema político, del modelo de sociedad y de la naturaleza institucional que nos dimos los españoles.

Y se ponen “moraos” -en el más amplio y metafórico sentido de la expresión- de legislar sobre la enseñanza, la vida, el sexo, la familia, la economía, la fiscalidad, las relaciones sociales y la iniciativa privada.

“Moraos” de desvirtuar las funciones del Legislativo; “moraos” de corromper la Administración; “moraos” de nombrar asesores; “moraos” de castrar el Judicial; “moraos” de usar el recurso del decreto-ley; “moraos” de mentir, “moraos” de prohibir… y “moraos” de meternos miedo.

Un Gobierno “pro sistema” que se apoya en partidos que quieren derrocar al Rey, invalidar la Constitución y desmembrar España. Partidos “pro sistema” que se dedican a desprestigiar lo español en el extranjero, dar cobertura a prófugos, blanquear al terrorismo de la ETA, extorsionar a jueces y amenazar a medios de comunicación.

Y todo ello desde la misma mesa del Consejo de Ministros.

Todo ello normal en partidos comunistas -que defienden una ideología trasnochada, fracasada y rancia- que pretenden igualar a España a los países tercermundistas más atrasados del panorama internacional y que exhiben, desde el Gobierno, su ideología a base de trajes de chaqueta y mascarillas, denotando indigencia intelectual, penuria dialéctica, carencia neuronal, acné político y pubertad crónica.

Y el virus de lo “morao” y del ponerse “morao”, cala en la otra vertiente de la coalición, que se contagia con gusto del color. Con todo el gusto que proporciona ponerse “morao” de sueldos, poltronas, coches oficiales, viajes… y hasta del BOE.

Y “morao” -cómo no- de colocar a sueldo oficial, amiguetes y “amiguetas”. Que ya se sabe que en la “unidad familiar” todo suma.

 
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