¿Por qué hablan de idiomas cuando quieren decir Babel?

Se veía venir. Tenía que ocurrir y ha ocurrido. El marrón se lo ha tragado el pobre diputado portugués en el Parlamento Europeo que ha confundido el macarrónico alemán de un parlamentario español, con el catalán autonómico de Puig Cercós, Maragall, Bargalló y compañía. Ahí es nada. Mosén Cinto Verdaguer revuelto con Shiller; Els Segadors con la misma anacursa que "El ocaso de los dioses"; Wagner de telonero de Serrat.

Un marrón y una risa. Risa nerviosa la del portugués que creyó estar en La Barceloneta cuando estaba transportado, lingüisticamente hablando, a la puerta de Brandenburgo.

Borrell -que para eso ensaya vadeando las turbulentas aguas del Noguera Pallaresa-, sorteó al paisano y se ausentó, "casualmente" de la Presidencia de la Cámara Europea, dejando en su lugar al Vicepresidente portugués para que, en su caso, mandara callar al díscolo representante del pueblo que se preveía iba a emplear el catalán en su discurso a la Cámara.

Cuando el paisano de Figo oyó aquella jerga pensó que era catalán y cortesmente recordó al eurodiputado que tenía que hablar en alguna de las lenguas oficiales de la Unión Europea. Se le informó de que lo que hablaba el parlamantario era alemán y se excusó entre sonrisas.

Por supuesto nadie nos ha informado de qué hablaba el eurodiputado, ni de la importancia en nuestras vidas de europeos de pro, de sus propuestas.

Lo dicho, una risa.

Pero para risa la ocurrencia de Carod Rovira en el otro follón idiomático, el que hay entre el valenciano y el catalán. Dice que polemizar sobre eso, es como hablar del riojano o del andaluz en relación con el español. ¡Hombre don José Luís! “se dé” una vueltecita por San Millán de la Cogolla, por los Monasterios de Suso y Yuso y pondrá usted otros ejemplos un poco menos inapropiados.

Es que van como locos y los frenos les fallan. El catalán y el valenciano, el alemán y el catalán, el riojano y el andaluz. Uno no sabe a qué atenerse ni en qué hablar para que le entiendan. Y menos mal que nuestros bebés ya son bilingues en la guardería y el inglés va a ser como su lengua materna y así los españolitos que vienen al mundo sean riojanos o valencianos, andaluces o madrileños, catalanes o melillenses podrán entenderse, entre sí, usando el idioma de Shakespeare.

El problema va a venir si el Vicepresidente del Parlamento Europeo, el paisano de Figo, portugués él, no sabe inglés.

 
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