Iceta el lenguaraz, ¿o no?

No es fácil averiguar si la incontinencia verbal de Iceta es algo más, léase globos sonda y mensajes “a quien corresponda”, si es el correveidile de Sánchez o todo se debe a la necesidad de mantener el tipo en Cataluña frente a los independentistas y no quedarse demasiado atrás.

Primero fue el indulto a los que están siendo juzgados en el Tribunal Supremo, después llegó la historia aquella del relator y ahora se saca de la manga lo del 65% de los independentistas para llegar al referéndum.

Lo cierto es que cuando en el juicio a los presuntos golpistas catalanes, las cosas vienen mal dadas, parece como si Iceta se apresurase a poner tafetanes y paños calientes en las contusiones procesales para calmar los desasosiegos y las inquietudes de quienes quieren cargarse la integridad de España.

Le acusan de incontinencia verbal e incluso los dirigentes socialistas desmienten sus declaraciones y él, hasta se retracta o pretende “matizar” sus flatulencias verbales; pero lo cierto es que no es fácil despejar la incógnita de si sus declaraciones son globos sonda, mensajes “a quien corresponda”, si es el correveidile de Sánchez o todo se debe a la necesidad de mantener el tipo frente a los independentistas y no quedarse demasiado atrás.

En cualquier caso la realidad es que –gracias a personajes como Iceta- palabras “malsonantes” como indulto o referéndum o mediador en unas negociaciones de igual a igual, van tomando carta de naturaleza en la sociedad, calan en el ambiente y la opinión pública las recibe sin sobresaltos y con menos rechazo.

Es muy difícil no ser mal pensado a estas alturas en la política española, más en plena campaña electoral, y quedarse con lo de la incontinencia verbal, cuando todos los pasos de Pedro Sánchez apuntan a que Iceta no va demasiado descaminado en lo del indulto, lo del relator o lo del referéndum.

Si tras las elecciones los números no acaban de cuadrar solamente con Podemos y para seguir en La Moncloa hay que echar mano de los independentistas y de los proetarras, las predicciones de Iceta se convertirían en auténticas acciones políticas de más largo alcance que el de unas simples declaraciones más o menos oportunas.