Los kilómetros de Patxi López
A propósito de Sortu, dice el lehendakari que no se pueden ver aspectos de la política vasca desde 500 o 1.000 kilómetros de distancia. Y lo dice en plena polémica sobre la legalización o no, de la formación política abertzale.
Una polémica que tiene su única razón de ser en la banda terrorista ETA. En estas circunstancias no parece que las declaraciones de Patxi López tengan el don de la oportunidad y, por otra parte, no responden a ninguna realidad ni política ni sociológica.
Cualquier español sea o no sea vasco, cualquier territorio español aunque no sea Euskadi, esté a los kilómetros que esté del País Vasco, tiene perfecto derecho a opinar sobre la política que allí se desarrolla y sobre la concurrencia a las elecciones de una formación que se sospecha, por indicios más que claros, que tiene concomitancias con la ETA.
Son demasiados los españoles que han sufrido en sus carnes los zarpazos asesinos y son muchas las regiones y ciudades españolas que han soportado atentados salvajes. Sea cuál sea la distancia, hay más que derechos desgraciadamente adquiridos, porque hay un interés real y cierto en lo que ocurra en cualquiera de nuestras autonomías. A todos los españoles nos atañe que una formación como Sortu pueda presentarse a unas elecciones. A todos los españoles nos preocupa lo que pueda ocurrir en Euskadi y a todos los españoles nos incumbe la marcha política y social de aquel territorio.
Es evidente que las cosas pueden no verse igual cuando no se está cerca, pero se ven. Y si se ven, hay opinión y esa opinión y esa visión son tan acertadas o tan equivocadas como las que pueden surgir a pocos metros de Euskadi.
Va a resultar que los agoreros del Partido Nacionalista Vasco, que no veían natural el acuerdo entre el Partido Popular y el Partido Socialista, que permite que Patxi López gobierne en Euskadi, van a tener razón. Posiblemente no fuera algo ‘contra natura’ como algunos dijeron, pero los hechos demuestran que el acuerdo se tambalea con demasiada asiduidad.
Y como siempre, con mayor o menor distancia, en la política vasca, la ETA sigue diciendo mucho. Demasiado.
