Londres, París, Rotterdam…y Madrid

Edificio del Banco de España en Madrid.
Edificio del Banco de España en Madrid.

Es muy posible que Madrid necesite reformas, mejoras y hasta cambiar muchas cosas, pero de eso a convertirse en Londres, París o Rotterdam, objetivo que se ha marcado Ángel Gabilondo, va un abismo.

Aunque poco hay que extrañe en campañas electorales y cualquier cosa que se vea o que se oiga por extravagante que sea parece normal, no deja de llamar la atención que el candidato a presidir la Comunidad por el Partido Socialista, Ángel Gabilondo, se sume al cúmulo de despropósitos que en estos días circulan por mítines, entrevistas e intervenciones mediáticas de los aspirantes.

Desde su llegada a la política Gabilondo, con sus errores y con sus aciertos, e incluso con la lógica necesidad de alinearse con los planteamientos de la formación a la que representa, siempre ha dado muestras de  ponderación, equilibrio, ecuanimidad y de un cierto nivel que se despega claramente de la media de los actuales políticos y que hace que  lo que dice y opina tenga visos de categoría intelectual.

Que a estas alturas, Ángel Gabilondo afirme que uno de sus objetivos es convertir a Madrid en Londres, París o Rotterdam, es algo que encaja poco en el bagaje cultural que se le supone a un profesor universitario de su trayectoria académica.

Es muy posible que Madrid necesite reformas, mejoras y hasta cambiar muchas cosas, pero de eso a convertirse en Londres, París o Rotterdam, aspiración de Ángel Gabilondo, va un abismo.

Madrid es una de las ciudades del mundo con más personalidad, más prestigio, más historia y más encanto.

Madrid no se tiene que parecer ni convertirse en ninguna otra ciudad por importante que sea el modelo al que pretende llegar Gabilondo.

Madrid solamente puede parecerse y mejorarse a sí misma con sus virtudes y con sus defectos, con sus aciertos y con sus fallos con su casticismo y con su modernidad.

Los madrileños no podemos ser más que madrileños y no aspiramos a ser parisinos, ni londinenses, ni rotterdameses (caray con el gentilicio) y además estamos muy orgullosos de lo que somos, de cómo somos y de dónde somos.

 

A lo mejor, como diría el recordado Pérez Rubalcaba, ni Madrid, ni los madrileños, nos merecemos un posible presidente que tenga tan alicorto concepto de nosotros y de nuestra ciudad.

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