Los celos de Pablo Iglesias
La prueba más evidente de que Pablo Iglesias manda en el Gobierno, nos la proporciona el propio líder de Podemos cada vez que interpela públicamente a Pedro Sánchez.
No es que Pablo Iglesias esté celoso por el absurdo ofrecimiento de Pedro Sánchez a Ciudadanos para que se avenga a negociar los presupuestos. No se trata de celos de esos de sentirse engañado, se trata del celo del celador, es decir del que guarda y defiende algo que es suyo y Pablo Iglesias considera de su exclusiva decisión la marcha de los presupuestos.
Por eso, inmediatamente de levantarse en su escaño tras el ofrecimiento del presidente del Gobierno a Rivera, le advierte de que no se equivoque de bando. Y el bando de Sánchez no es el bando de Sánchez, es el bando de Iglesias.
La prueba más evidente de que Pablo Iglesias manda en el Gobierno, nos la proporciona el propio líder de Podemos cada vez que interpela públicamente a Pedro Sánchez.
Todo lo anterior no quiere decir que Sánchez no pueda, en cualquier momento, engañar a Iglesias y traicionarle con el primero que llegue, pero eso, si ocurriera, sería una prueba más de que es Podemos quien marca las directrices de lo que hace el Ejecutivo porque, si llegara el caso del engaño, querría decir que hay promesas, que hay acuerdos y que esas promesas y esos acuerdos se han incumplido.
Todo lo que hace y dice Pedro Sánchez está inspirado en el programa de Podemos, muy concretamente los presupuestos y las iniciativas que se están tomando en materia económica y social.
No es que el Partido Socialista esté yendo hacia su izquierda, es que Podemos se ha ido hacia su derecha, ha fagocitado al PSOE y, desde allí, lo está llevando a su terreno.
Pero es inexacto hablar del Partido Socialista, hay que hablar simplemente de Pedro Sánchez. La realidad es que cada vez son más los socialistas –algunos no demasiado alejados de Sánchez- que no se recatan de mostrar su rechazo a la situación a la que el Presidente está llevando al Gobierno. Un Gobierno que, aunque no lo parezca, está sustentado por las siglas del PSOE.
Esos socialistas andan preocupados y dicen que, si las cosas son así en público, cómo serán en privado.
Y se ponen en lo peor.
