En la muerte de Luís Figuerola Ferretti

Porque todos ellos era Figuerola Ferretti, uno de los hombres más creativos e ingeniosos que ha dado la radio desde principios de los 80, cuando debutó de la mano de Julio César Iglesias, hasta hace, prácticamente, unos meses cuando ya luchaba contra la enfermedad.

Y es que Luís no fue solamente, junto a su compañero Javier Capitán, el mejor imitador, cuando todo el mundo imitaba y era imitado, Luís llegaba a la entraña de cada personaje y lo de menos era la imitación perfecta y casi inidentificable con el imitado, sino que la recreación que hacía era lo que realmente llegaba a la audiencia y arrastraba. Sus imitaciones siempre respetuosas de Juan Pablo II, de Manuel Fraga y de tantos otros, junto con un sentido del humor insuperable, eran un trasunto de la forma de ser y de sentir de sus personajes a los que calaba hasta el fondo.

Creador incansable podía cantar en falsete ‘por Esmeralda Clamores’, predicar como el ‘padre Bonete’ o identificarse con una Doña María, alma y vida de su bloque de vecinos, que ‘estaba gorda de los nervios’ mientras escribía la letra del anuncio-villancico de las ‘muñecas de Famosa que iban al Portal’

Pero lo que de verdad caracterizaba a Luís era una mezcla de timidez y humildad que le hacía pasarlo mal en aquellos programas itinerantes cara al público, que se hacían en Radio Nacional de España en los años noventa y tantos, de la mano de Julio César Iglesias o de Alejo García.

Cuando los espectadores-oyentes esperaban ‘ver’ a Doña María o escuchar cantar a Esmeralda Clamores, aparecía Luís con su indumentaria de caballero inglés, su paraguas en la mano y ese aire entre socarrón y ausente que le caracterizaba.

Vídeo del día

Detenida en Madrid una kamikaze borracha y
con un kilo de cocaína en el maletero

 

De una gran cultura en todos los campos y melómano empedernido, incluso a los que estábamos junto a él nos costaba identificar a Luís con sus personajes, o a sus personajes con Luís y tal era la simbiosis del uno con los otros y de tal calibre la enorme diferencia, que la paradoja estaba servida y, posiblemente, eso fuera el secreto de su éxito en la radio.

Una radio que se queda huérfana y sin un elenco de personajes, reales y de ficción que la gente de la radio y los oyentes, tenemos que agradecer a Luís Figuerola Ferretti.