Ni el hábito hace al monje, ni el edificio hace al líder

Cartel de Pablo Casado en Génova.
Cartel de Pablo Casado en Génova.

Si todo lo que se les ocurre a los dirigentes del Partido Popular es la mudanza, demuestran una cierta escasez de ideas, inexistencia de proyecto y muy poca consistencia personal como políticos que, de momento,  aspiran a liderar la oposición con algo más que “de boquilla”.

Parafraseando a Unamuno con aquello del ajedrez, el abandono de Génova, para estética es mucho y como decisión política es poco. Que la gran propuesta del Partido Popular en la primera reunión de sus responsables tras la debacle de Cataluña, haya sido el cambio de sede es, cuando menos, decepcionante.

Es muy pretencioso que quienes se muestran incapaces, no ya de pergeñar un proyecto para la derecha española, sino simplemente de hacer la más mínima autocrítica, pretendan ser quienes lideren la construcción de eso que se ha dado en llamar la casa común del centro derecha que –dicho sea de paso e ideologías aparte- es una de las mayores carencias de nuestro actual panorama político.

Si todo lo que se les ocurre a los dirigentes del partido es la mudanza, demuestran una cierta escasez de ideas, inexistencia de proyecto y muy poca consistencia personal como políticos que, de momento, aspiran a liderar la oposición con algo más que “de boquilla”.

En primer lugar hay que desconfiar de esa urgencia de Casado de romper, precisamente ahora con la historia que, quiera o no, figura en su trayectoria pública. Y en segundo término tampoco se entiende que lo único que se le ocurra al responsable del Partido Popular, para romper con su propio pasado, sea el cambio de sede, “refundaciones” aparte.

Además es lógico que se ponga en duda que el simple hecho de trasladar los muebles, sea un indicio de que se deja atrás toda una historia y se comienza una nueva etapa. Para convencer a la opinión pública en general y a militantes y votantes en particular, hay que “inventarse” algo de más fuste político y de un mayor peso ideológico.

Porque también, a Casado, se le podía haber ocurrido llamar a un exorcista que fuera por pasillos y despachos ahuyentando los malos espíritus y se hubiera ahorrado la mudanza.

La carcajada: Dicen los responsables de Podemos sobre el “caso Neurona” y la imputación de Monedero… NADA.

 
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