Ni Simón podía llegar a más, ni The Lancet a menos

El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, ofrece una rueda de prensa para informar sobre la evolución de la pandemia de coronavirus
El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, ofrece una rueda de prensa para informar sobre la evolución de la pandemia de coronavirus

Simón como científico es muy pobre, como gestor inútil y como político excesivamente complaciente con los que mandan.

Ahora, Simón escribe cartas a revistas científicas. A base de dar la cara se le queda cada vez más endurecida. Una carta que ignora su propia trayectoria al frente de la lucha contra la pandemia y que, en una amalgama de exculpaciones propias y de culpas para “el maestro armero”, aprovecha la buena situación actual de la batalla en España, gracias a los gobiernos autonómicos, para autojustificarse.

Entre otras lindezas afirma que “existen múltiples grupos de trabajo interterritoriales, desde niveles técnicos hasta altamente políticos, que se reúnen al menos una vez a la semana logrando un diálogo interterritorial fluido y una toma de decisiones coordinada”. Aseveración cuando menos divertida por falaz, por tergiversadora y por rimbombante. Suponiendo que existan esos grupos, lo de la interterritorialidad, el diálogo y la coordinación y, sobre todo, lo de “altamente políticos”, propicia la hilaridad del lector.

Por supuesto que en la carta, Simón no dice nada de nada, al menos nada que no fuera de esperar en semejante individuo y olvida que fue desde la misma revista, que se pidió una evaluación de su gestión. Se trata de un escrito vacío de certezas y plagado de lugares comunes y obviedades, sobre una gestión a todas luces desastrosa.

Simón como científico es muy pobre, como gestor inútil y como político excesivamente complaciente con los que mandan. Esas características quizás no esté en su mano cambiarlas o mejorarlas, pero lo que sí está a su alcance es estar callado y, ya que no dimite, limitarse a hacer su trabajo, salir a dar cifras como mediocre contable y aguantar el tirón sentado en su cargo mientras le dure. Lo que no es plausible es que envíe mensajes a través de una revista como The Lancet que, para los que saben del asunto, pasa por ser un medio científicamente serio.

Todos tienen derecho –Simón por supuesto- a defenderse. Lo que ya es más dudoso es que esa defensa se haga desde la abstracción de la realidad, la mezcla de conceptos políticos y científicos y desde la manipulación interesada de lo que es y supone la sociedad española.

Simón cada vez tiene menos motivos para hablar y más razones para estar callado.

La carcajada: Dice López, subdelegada del Gobierno en Granada, a propósito de los viajes de los inmigrantes: “Se desplazaron desde Canarias a Granada en un avión comercial, con recursos propios”.

 
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