Una partitocracia arropada por la impunidad

Frente a la muletilla tan repetida y usada por nuestros políticos, esa del “estado democrático y de derecho”, hay que decir que: estado, puede; democrático, cada cuatro años como mucho;  de derecho… si acaso.

Desde un punto de vista jurídico se entiende por impunidad,  cuando un sujeto comete un delito y, debido a su calidad o a su condición, ese hecho queda sin castigo.

No se sabe muy bien cuál es la calidad de los que pululan por nuestro mundillo político y cabildean en los centros de poder y en los pasillos de las sedes de los partidos políticos, pero lo cierto es que la impunidad, es decir, el cometer algún tipo de tropelía en el ámbito de la política, está cada vez menos castigado en España. No lo castiga la ley propiamente dicha, no lo castigan los tribunales y, lo que es peor desde el punto de vista de la higiene política, tampoco lo castiga la opinión pública..

Frente a la muletilla tan repetida y usada por nuestros políticos, esa del “estado democrático y de derecho”, hay que decir que: estado, puede; democrático, cada cuatro años como mucho;  de derecho… si acaso.

Lo que de verdad existe por estos pagos es una partitocracia que enseñorea todo el ámbito público y una impunidad que ahoga cualquier atisbo de crítica entre los ciudadanos.

La sucesión vertiginosa de hechos nada edificantes no permite que haya tiempo, no ya para juzgarlos y en su caso castigarlos, sino tan siquiera para valorarlos o conocerlos en toda su dimensión.

Dos casos han sucedido últimamente seguidos en minutos el uno al otro. Diferentes en su naturaleza y hasta en su gravedad, pero sobrevenidos con inusitada velocidad y que ya no son los últimos porque, con toda seguridad, en estos momentos, están saltando otros a la arena pública.

No se habían digerido aún las causas, las razones y las consecuencias de las supuestas mentiras de Delgado en relación a un fiscal, cuando sin solución de continuidad se conocen las conclusiones de la investigación de la policía especializada sobre los enjuagues de Monedero, sus cobros, sus pagos, los  auxilios recibidos o sus procedencias.

En ambos casos la impunidad está asegurada y, salvo un milagro, el escándalo si es que lo hay, durará segundos porque enseguida aparecerán nuevos sobresaltos que a su vez serán eclipsados por otros. Y así desde el momento mismo en el que Sánchez se situó en la Moncloa y “situó” a sus amigos, afines, correligionarios, allegados y simpatizantes.

El famoso “no passsssa nada” del maestro Antonio Burgos, desgraciadamente, en España, ha hecho fortuna y ha tomado carta de naturaleza.

La carcajada: Dicen los “expertos” que hacen eso de la ley de educación que, las matemáticas han de tener “perspectiva de género y ser socioafectivas”, porque “la  adquisición de destrezas emocionales dentro del aprendizaje de las matemáticas, fomenta el bienestar del alumnado”.