No ha pasado lo peor

Y si no, que se lo pregunten a Cristóbal Montoro. La única realidad es que cada día pasa algo y que ese algo no es agradable y que siempre alguien sale –o debería salir- empitonado. O sea, que aunque Rajoy no quiera reconocerlo en esta España nuestra, lo peor está siempre por llegar.

Y lo peor de lo peor son las explicaciones. De esas estamos más que saturados. Todo el mundo da explicaciones: jueces, políticos, corruptos, presuntos, menos presuntos, autonómicos, centralistas, descentralizadores, entrenadores de fútbol etc. etc. todos dan explicaciones.

Y lo peor de lo peor de lo peor es cuando esas explicaciones no las da el ministro de Hacienda tras la solemne metedura de pata de uno de los más importantes organismos que de él dependen.

Y lo peor de lo peor de lo peor de lo peor es que ese organismo sea nada más y nada menos que la Agencia Tributaria que se supone que además de tener 'fichados' a todos los españoles nos tiene bien 'fichados' y colocados a cada uno y a nuestras declaraciones en la carpeta correspondiente.

Lo de los errores no deja de tener su gracia. Ya lo decía el clásico 'errare humanum est'. Es la misma cantinela de los árbitros de fútbol. Son humanos y se pueden equivocar. Lo mismo que los responsables de la Agencia Tributaria. Lo que ocurre es que cualquiera que en su labor profesional tenga un error de ese tipo, como mínimo, se está jugando su puesto de trabajo.

Dicen que el ministro dará explicaciones. Las dé cuando las dé, llegan tarde. Y no se trata tanto de dar explicaciones como de tomar decisiones.

Decisiones que, a lo mejor, deberían pasar por su propio despacho.

 
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