Pedro Sánchez, el hombre de los rebotes

Pedro Sánchez y Miquel Iceta, en un mitin del PSC.
Pedro Sánchez y Miquel Iceta, en un mitin del PSC.

No se sabe muy bien hasta qué punto los rebotes, a la larga, favorecerán el paso de Sánchez a nuestra historia política, pero lo evidente es que no ha anotado un solo punto para el progreso de España y el bienestar de los españoles.

Posiblemente sea por su pasado de baloncestista en el Estudiantes, pero lo cierto es que Pedro Sánchez, en política, es el hombre de los rebotes, dicho sea lo de rebote, en el sentido peyorativo del término.

Simplemente hay que acercarse a su biografía, para constatar que llegó a ser concejal en el Ayuntamiento de Madrid sustituyendo a Elena Arnedo cuando abandonó su puesto en el consistorio. O sea, de rebote

Se sentó en el Congreso de los Diputados, en una ocasión sustituyendo a Pedro Solbes y en otra, ocupando la vacante de Cristina Narbona. O sea, de rebote.

Las intentonas para hacerse con las diferentes candidaturas de su partido -incluidas sus victorias sobre Eduardo Madina, Patxi López o Susana Díaz, fueron una sucesión de circunstancias, cuando menos, “suertudas”, incluida su vuelta a la Secretaría General. O sea de rebote.

Llegó a La Moncloa gracias a la carambola de una moción de censura propiciada por la literalidad de una sentencia en relación al Partido Popular y con la ayuda de un espectro de partidos y sensibilidades de lo más dispares. O sea, de rebote.

Y se mantiene “en funciones,” mes tras mes, siendo incapaz de llegar a un acuerdo. O sea, de rebote.

Ha cubierto ministerios con hombres y mujeres a quienes, en algunos casos, conocía poco más que de una fotografía y ha sustituido a los “urgentemente dimitidos” por otros a los que, posiblemente, conocía menos. O sea de rebote.

No se sabe muy bien hasta qué punto los rebotes, a la larga, favorecerán el paso de Sánchez a nuestra historia política, pero lo evidente es que no ha anotado un solo punto para el progreso de España y el bienestar de los españoles.

 

Triples pocos. Ha perdido elecciones, iba en las listas en puestos de retaguardia y escalaba gracias a la desaparición, por unas u otras causas, de quienes le precedían en las preferencias de su propio partido.

Asistencias, lo que se dice asistencias, ninguna porque siempre ha ido, va y seguirá yendo a los suyo.

Tapones muchos. De eso saben bastante los Madina, López o Díaz entre otros, sin mencionar a los aspirantes fallidos, por los tapones de Sánchez, en ayuntamientos y autonomías.

Bandejas, bastantes. Su especialidad es poner logros políticos en bandeja, por ejemplo, a los separatistas y a los amigos de la ETA.

Un baloncestista completo, si no fuera porque todas las canastas, tapones, bandejas y sobre todo rebotes, los dirige hacia el aro de España y en la zona en la que deberían jugarse los intereses de los españoles, de todos los españoles.

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