Los políticos dan el mitin con lo de las manifestaciones y Zapatero vuelve a sonreír en medio de la confusión

Lo que pasa es que los tiempos políticos en España no están para bromas. Si alguna palabra refleja con exactitud lo que estamos viviendo es “confusión”. Nadie sabe a qué atenerse y las dudas, las oscuridades, los “tira y afloja” y las rectificaciones son el pan nuestro de cada día político. Tras el atentado terrorista, las cosas no sólo no se han serenado sino que han ido a peor.

Las manifestaciones, y la polvareda que han levantado, son sólo un síntoma de lo que subyace en la relación entre partidos o entre distintas formas de ver la realidad. Y la realidad se resume en una conclusión: los terroristas, no sólo están marcando los tiempos, sino que dirigen la política de unos y otros.

Es muy difícil de digerir que las fuerzas políticas, supuestamente democráticas, no logren ponerse de acuerdo en la forma de expresar su repulsa a la banda terrorista ETA y se enzarcen en discusiones semánticas por los lemas de las pancartas que van a encabezar las manifestaciones.

Es muy difícil de digerir que pasen los días sin que el Gobierno sepa –o si lo sabe no lo dice- quiénes y con qué perpetraron los asesinatos de Barajas.

Es muy difícil de digerir que el Ministro del Interior acepte que la ETA ha roto el proceso y que sigue en sus manos la posibilidad de recomponerlo.

Es muy difícil de digerir que en una reunión de Presidentes Autonómicos no se hable del atentado ni de la lucha antiterrorista.

Es muy difícil de digerir que el Presidente del Gobierno y el líder del primer partido de la oposición se reúnan de urgencia para nada.

Es muy difícil de digerir que las encuestes apenas den variaciones de intención de voto tras unas semanas de convulsión política y de un más que reconocido desgobierno.

Son difíciles de digerir los bandazos de los partidos políticos que, en cuestión de pocas horas, practican con gran aplicación aquello de “donde dije digo...”

 

La única explicación, que es enormemente negativa, estaría en constatar el divorcio total y absoluto de la ciudadanía respecto de la clase política. Lo preocupante es que la clase política incide de forma grave en las vidas de esos ciudadanos de los que aparece cada vez más alejada.

Forma parte de esa confusión el discurso del Lehendakari que –a la manera de los futbolistas marrulleros- emplea los codos para hacerse un hueco en el proceso político que vive Euskadi y que, además, dirige los codazos a la cara del Presidente del partido que le sustenta en Ajuria Enea.

Forma parte de esa confusión la actitud del Presidente del Gobierno, que condena sin condenar, que rompe sin romper y que parece esperar sin esperanza a que una banda terrorista decida reanudar un proceso.

Forma parte de esa confusión el que la banda terrorista ETA y el partido que la sustenta políticamente pongan dos muertos en la mesa de las autopsias y declare que el proceso de paz continúa y que la tregua sigue su marcha.

Forma parte de esa confusión el que algunos Presidentes Autonómicos “larguen” en sus “reinos” y callen en el Senado ante la sonrisa de Rodríguez Zapatero.

Y forma parte de la confusión la sola presencia de José Blanco hablando de “malas interpretaciones y frases fuera de contexto” cuando él y el Presidente del Gobierno intentan explicar a los españoles qué es lo que piensan de los atentados asesinos de la ETA.

Las ruedas de prensa de Otegi –que coincide en su análisis político con Zapatero y cree que “en un año estaremos mejor”- desmienten la idea de que, con el atentado de Barajas, había tocado fondo la inmoralidad de la banda terrorista. El chantaje continúa y el Gobierno lo admite como parte del proceso.

Si no hay contactos formales entre la ETA y el Gobierno, es de suponer que los hay “informales” y eso es muy preocupante, sobre todo cuando la Vicepresidente de la Vega se saca de la manga un “papelito” que contiene nada más y nada menos que un pacto para luchar contra los terroristas asesinos. Dice la Vicepresidenta que “no veo forma de que Batasuna se presente a las elecciones”. No hay que ser tan pesimista, seguro que de aquí al comienzo oficial de la campaña se le ocurre algo.

No son tranquilizadores los momentos que se están viviendo en España. Las controversias entre partidos están pasando de la raya y es muy preocupante la imposibilidad de un mínimo entendimiento entre el Gobierno del Partido Socialista y el Partido Popular.

Supuesto que a los políticos no se les puede pedir generosidad, ni siquiera en momentos graves, al menos se les podía exigir un poco de cordura.

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