Por la boca... Y nosotros sin enterarnos
Tras los dos mítines de Pedro Sánchez -el de La Moncloa y el de TVE- los españoles hemos caído en la cuenta del estadista que teníamos como presidente del Gobierno. Que ya lo van diciendo todos sus ministros: la gestión de este Gobierno ha sido una gestión de estado. Ni más ni menos.
A los mítines de Pedro Sánchez les está faltando el conjunto de guitarras, porque de las letras ya se encarga él.
El “cómo me las maravillaría yo” y aquello de “por qué te vas, por qué te alejas”, son los libretos de su acción de Gobierno que, para sus ministros y para él mismo, ha sido una auténtica gestión de estado, aunque la oposición, siempre desleal, no haya sabido reconocerlo.
En la linea de los Reyes Católicos, de Felipe II, de Carlos III y de muy pocos etcéteras más, Pedro Sánchez, según el mismo nos desvela, ha sido un verdadero estadista, y el mejor político de nuestra historia. Y nosostros sin enterarnos.
En menos de 9 meses -los mejores 9 meses de cualquier gobierno- los decretos-leyes y las leyes de Sánchez, han conseguido mejorar España y la vida de los españoles de forma impresionante y, sobre todo, han restaurado el bienestar económico y social y la unidad y buen entendimiento entre los españoles, que Mariano Rajoy había dejado por los suelos.
Y si no se ha hecho más en temas que tanto preocupan a los españoles, a todos los españoles, como la eutanasia, la derogación de la reforma laboral, la ley mordaza o el asunto de los bebés robados, ha sido por el bloqueo de la oposición de derechas, que no ha atendido a razones y que ha hecho filibusterismo parlamentario.
Y esa es la cantinela con la que Pedro Sánchez nos ha obsequiado, además del panegírico que ha hecho de sus ministros -se supone que también a los dimitidos y a los que tenían que haberlo hecho- a los que se ha referido como referentes en lo profesional, lo intelectual, lo político y lo personal.
Mítines con espejito en los que para terminar, solamente falta aquello de... ¿espejito, espejito, quién es el mejor presidente de Gobierno?
Pero una vez pasada la expectación de conocer la fecha de las elecciones, que era lo único que importaba, los mítines de Pedro Sánchez se quedan en algo muy escasito de contenido.
Lo de la derecha triple que se mira el ombligo, lo de la derecha que crispa, lo de la derecha que es desleal y lo de la derecha franquista – exhumada o no- no es que esté más que pasado y sea reiterativo, falto de ideas y fruto de la vaciedad del sujeto, es que resulta aburrido.
Ahora que tan de moda están y seguirán estando los sondeos que pretenden saber lo que los españoles van a votar, la pregunta es obligada: ¿es que la estulticia, las mentiras, los disparates y las memeces de 9 meses, no van a pasar factura a Pedro Sánchez?
Porque otra de sus virtudes es que, al parecer, no solamente el poder no le desgasta, sino que es él, el que desgasta a los españoles.
Vamos, que tenemos un estadista que no nos lo merecemos.
