Porrusalda legislativa

Lo que a Esteban debería preocuparle, además de atender a los beneficios que va sacando de unos y de otros, es la tergiversación de la soberanía nacional que, con el señuelo de que reside en las Cortes Generales, está hurtando a los españoles sus derechos.

Dentro del totalitarismo democrático de Sánchez y sus aliados comunistas, filoetarras y separatistas, lo más preocupante no es el bochornoso espectáculo –peleas ministeriales incluidas- de cada sesión parlamentaria.

Lo más grave es la aprobación de leyes importantísimas para los ciudadanos –eutanasia, educación, Poder Judicial, presupuestos…- a través de una especie de procedimiento de urgencia, de forma cuasi clandestina y sin que ni la oposición, ni mucho menos los estamentos más directamente implicados, hayan tenido la más mínima participación.

Se equivoca Esteban (subido en el tractor que le regaló Rajoy) cuando adjetiva peyorativamente una sesión del Congreso y dice que no sabe de qué se está hablando. Lo que a Esteban debería preocuparle, además de atender a los beneficios que va sacando de unos y de otros, es la tergiversación de la soberanía nacional que, con el señuelo de que reside en las Cortes Generales, está hurtando a los ciudadanos sus derechos y sobre todo la “propiedad” de esa soberanía nacional que dónde realmente reside es en el conjunto del pueblo español.

Una coalición legal, pero que genera muchas dudas en cuanto a su moral y a su ética política, no puede apropiarse por sí y para sí de la soberanía nacional amparada por una suma de escaños. Esa apropiación es la verdadera porrusalda política que se cocina cada día en las cámaras con los votos interesados de partidos como el de Esteban y con la aquiescencia de diputados como Esteban.

Quizás las hipocresías y las reconvenciones con la boca pequeña haya que dejarlas a un lado o reservarlas para las porrusaldas de lujo en Neguri.

Ahora más que nunca es necesario que cada diputado, cada partido, aguante la vela de sus propias decisiones, de sus alianzas y de los apoyos que va dando al compás de la música de los euros, pero criticar los espectáculos que protagonizan los amigos, resulta tan bochornoso como el propio espectáculo.

La carcajada: Dice Sánchez que su gobierno ha gestionado la crisis del coronavirus con la máxima humildad y el máximo rigor científico.