Presupuestos: los que Sánchez cree que necesita

Lógico, normal y hasta plausible que Sánchez, dada su gran debilidad parlamentaria, busque apoyos para aprobar sus presupuestos; pero resulta vergonzosa la catadura política de quienes le van a prestar esos apoyos y más vergonzoso aún el precio que tendrá que pagar.

No deja de ser sorprendente que tantos ciudadanos, estamentos, medios de comunicación y políticos se extrañen de la filosofía (o lo que sea) que da forma y contenido a los presupuestos de Sánchez.

Hay que dejar claro que es normal, lógico y hasta plausible, que cualquier político que se precie, con unas elecciones generales a la vista, ponga a contribución todo lo que esté a su alcance para ganar esas elecciones.

Eso es lo que está haciendo Sánchez.

Otra cosa es que “eso” que está haciendo, sea decente desde el punto de vista de la ética política, se atenga a parámetros y usos que corresponden a una democracia, que sus decisiones sean constitucionales y, en último término, que respondan a la obligación de ese político, de lograr el bien común y que no tengan como único objetivo la ambición personal de permanecer en el poder.

Sánchez es un político inmoral y por eso elabora unos presupuestos inmorales por falsos, rechazables por no responder a las necesidades de los ciudadanos y censurables por carecer de los fines colectivos que respondan al bien de todos los componentes de la sociedad, de forma individual o colectiva.

Lógico, normal y hasta plausible que Sánchez, dada su gran debilidad parlamentaria busque apoyos para aprobar sus presupuestos; pero resulta vergonzosa la catadura política de quienes le van a prestar esos apoyos y más vergonzoso aún el precio que tendrá que pagar Sánchez a los comunistas de Podemos, a los proetarras y a los separatistas y nacionalistas vascos y catalanes, un precio que perjudica y discrimina de forma patente al resto de los españoles que no son separatistas, ni proetarras, ni comunistas.

Normal que Sánchez lo intente todo para seguir en La Moncloa tras las elecciones generales, pero ni las formas de hacerlo, ni el contenido de los presupuestos, ni los apoyos con los que conseguirá aprobarlos son lo mejor para España.

Pero a la vista de las encuestas va a resultar que tampoco son lo mejor para Sánchez.

 

Decía Chesterton que “los socialistas siempre empiezan de nodrizas y acaban de carceleros”. Empezar, lo que se dice empezar, ya han empezado. A ver si hay suerte y no acaban.

 

La carcajada: Dice Montero (la de los impuestos) en relación al aumento del gasto en Defensa: “Cuando el presidente promete, se cumple”.

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