El ridículo de una reunión inútil

Pedro Sánchez y Quim Torra, reunidos en el Palau de la Generalitat.
Pedro Sánchez y Quim Torra, reunidos en el Palau de la Generalitat.

El eufemismo de afirmar que el diálogo será largo y difícil y que queda mucho camino por recorrer, no camufla la realidad de que entre los independentistas y un gobierno de España, medianamente digno, hay pocas cosas que dialogar.

Que Sánchez iba a hacer el ridículo en Barcelona y que la reunión con Torra era un fiasco anunciado hacía tiempo era algo sabido. Entonces ¿por qué Sánchez afrontó ridículo e inutilidad? La explicación más al alcance de la mano -y no por eso menos verdadera- es que la reunión era una de las imposiciones de Junqueras, pero no es menos cierto que las exigencias de diálogo de los comunistas de Podemos, al decir de muchos socialistas poco conformes con el gobierno de coalición, también son responsables de la visita.

El eufemismo de afirmar que el diálogo será largo y difícil y que queda mucho camino por recorrer, no camufla la realidad de que entre los independentistas y un gobierno de España, medianamente digno, hay pocas cosas que dialogar.

Del ridículo y de la inutilidad del encuentro entre “dos presidentes en igualdad de condiciones” es buena muestra la discordancia total de las declaraciones posteriores de ambos.

Mientras Sánchez se afanaba por hablar de infraestructuras y de la cantinela cansina del cambio climático, la digitalización, el machismo y de los catalanes y las catalanas y de los españoles y las españolas y del mandato que tiene de las urnas, Torra se aferraba, sin una sola fisura en sus palabras, a exigir el derecho de autodeterminación y  la amnistía.

Llegar a la Plaza de San Jaime -con una puntualidad que ya quisiéramos para sus encuentros con el Rey- con una caravana de nueve coches, tolerar una pancarta en la fachada del Palacio de la Generalidad en la que se podía leer “libertad de opinión y de expresión”, saludar a un individuo con un lazo amarillo en la solapa, esbozar una sonrisa por el colmillo, recibir dos libros cuyos títulos son más que significativos en referencia a  la reivindicación de los derechos humanos y de las libertades e incluso tener que aguantar una “odiosa”, a la par que desacostumbrada, rueda de prensa, bien merecían el premio de un leve guiño por parte del inhabilitado. Pero como para Sánchez “suponía un honor” ser recibido en la sede de la Generalidad, poco más hay que hablar y sí mucho que tragar.

Y una vez más largo me lo fiais porque, o no va a haber comisión bilateral en febrero o si la hay, será estéril y hasta puede romperse con prisas y sin resultados para ninguna de las dos partes.

Dice Torra que Sánchez la ha dicho que la composición de los equipos negociadores tiene que consultarla con sus socios de gobierno y, como ya sabemos lo que opinan los comunistas de Podemos de la autodeterminación de Cataluña, mucho es de temer que la cosas se retrasará o quedará en nada.

Y todo ello a la espera de lo que opine de lo sucedido y de las exigencias de futuro de un preso que manda en España, liderando un partido que obtuvo el 3,61% de los votos.

 
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