Sánchez: Balance ¿de qué?

Hacer un balance de la nada (y Sánchez es la nada), no debe de ser fácil. Por eso Sánchez, en vez de balance, hizo inventario. O sea, inventario de inventar.

A Sánchez le va bien la letra de aquel famoso cuplé que contaba la historia de la chica que vivía en el 17 de la calle del Tribulete, en el castizo barrio madrileño de Lavapiés. Las vecinas dudaban de su virtud y al verla demasiado bien compuesta, en cuanto a indumentaria se refiere, le cantaban aquello de: “de dónde saca p´a tanto como destaca”.

Y es que viendo la comparecencia de Sánchez al final del año, y la divertida rueda de prensa posterior con seis preguntas amañadas de seis medios más que afines, cabe preguntarse de dónde saca Sánchez, para destacar tanto, para presumir tanto y para pavonearse tanto

Hacer un balance de la nada (y Sánchez es la nada), no debe de ser fácil. Por eso Sánchez, en vez de balance, hizo inventario. O sea, inventario de inventar.

Sus comparecencias siguen siendo aburridas, monótonas, plúmbeas y previsibles (salvo el nuevo manoteo que debe ser idea de los cerebros llegados tras la marcha de Redondo); sus mentiras las mismas,  cuantitativa y cualitativamente; sus promesas tan falaces como las anteriores y sus apelaciones a su credibilidad y prestigio igual de risibles.

De cualquier gestión, cabe sacar resultados positivos, consecuencias negativas y hasta frutos neutros, pero de la nada es inviable.

Sánchez es la nada, y ya en sus tiempos del Ayuntamiento de Madrid apuntaba el futuro de su inanidad política, de su nulo bagaje de ideas y de sus escasas aptitudes para la cosa pública, además de su sectarismo y de su falta de escrúpulos con tal de mantenerse en el poder.

La nada (y Sánchez es la nada) no se cuantifica, no se juzga, no se critica y mucho menos se valora, porque analizar la nada es de todo punto imposible.

Verse obligado a gobernar mirando hacia atrás, y por encima del hombro torcer el cogote para ver dónde están los llamados coaligados de los que no se puede fiar, con Europa apretando tuercas y con una opinión pública que cada vez empuja más hacia la salida, tiene que ser un trago incluso para alguien tan desahogado como Sánchez.

 

Y si hay que hacer inventario de la nada, más que un trago es un atracón incluso con medios “agradaores” en las ruedas de prensa.

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