Sánchez, un presidente muy del ”jalogüin”
Aficionado a los muertos, dado a las caretas, proclive al engaño, amante de las falsedades e incluso dando miedo a no pocos españoles, Pedro Sánchez es un político muy de la noche del “jalogüin”.
Sánchez siempre tan pegado a la actualidad y a las modas y modos de la progresía por muy imbéciles que sean, encaja muy bien con eso del “jalogüin”, que dice el maestro Antonio Burgos.
Aficionado a los muertos, dado a las caretas, proclive al engaño, amante de las falsedades e incluso dando miedo a no pocos españoles, Pedro Sánchez es un político muy de la noche del “jalogüin”.
Además, en estas últimas horas, nos ha obsequiado, en plena precampaña/campaña electoral, con sus respuestas a la Junta Electoral Central ante el expediente que le han abierto y nos ha contado una mentira y esa trola del borrador transparente para camuflar la imposición de Iceta, que le ha obligado a colocar lo de la plurinacionalidad y el federalismo en el programa de su partido.
En Pedro Sánchez no se da la dicotomía de “truco o trato” tan del “jalogüin”.
En Sánchez todo es truco y todo es trato. Sus acciones políticas son un puro truco, del que desconfían Iglesias -que tan dado es a embobarse ante los trucos de allende nuestras fronteras- los del PSC, los barones autonómicos socialistas y hasta sus allegados de Ferraz, y esa desconfianza viene dada por los tratos que hace con unos y con otros, con el solo objetivo de seguir en La Moncloa.
Lo mismo trata con el PNV o con la Esquerra para la moción de censura, que con Bildu en Navarra o con Torra y adláteres en los municipios de Cataluña. Y eso suponiendo -que es mucho suponer- que no haya otros tratos de los que, a pesar del “exceso de transparencia en el Partido Socialista, no tengamos ni idea.
Todo muy del “jalogüin”.
Lo que extraña es que haya tantos votantes que no se creen nada de lo del “jalogüin”, a los que ni siquiera atemorizan los esqueletos de los muertos “que vos exhumáis” y que se fíen de los trucos y los tratos de Sánchez.
Y por si fuera poco, también el presidente, proclive al “jalogüin”, va de puerta en puerta pidiendo. Lo que pasa es que en vez de caramelos, pide escaños.
