Sánchez quiere hacernos comulgar con ruedas de…prensa
Un político honrado se prepara para una rueda de prensa, no “prepara” y amaña una rueda de prensa.
Las democracias sanas no se sostienen en una votación cada cuatro años sino que su esencia se basa en un parlamentarismo activo y en una opinión pública bien formada y mejor informada.
Cuando un gobernante reduce la democracia a unas elecciones cada cuatro años -por mucho que las haya ganado- jibariza las libertades de los ciudadanos, disminuye sus derechos y cercena de raíz la posibilidad de que esa sociedad prospere.
Y además de todo eso, Sánchez nos quiere hacer comulgar con ruedas de prensa, amañadas y preparadas de antemano en preguntas y en respuestas.
Y las sospechas de un enorme fraude por parte de Sánchez crecen día tras día. Además de que él, en sí mismo considerado, es todo un fraude, es evidente que cuando alguien busca coartadas, en todo y para todo, es que algo oculta y tiene necesidad de tapar sus vergüenzas.
Desde la coartada falsa de la falta de apoyo de algunos partidos, para formar gobierno, a consecuencia de cuya negativa tuvo que echarse en brazos del comunismo y del separatismo, hasta la de una Europa insolidaria, pasando por las necesidades económicas y el apoyo a los más débiles o la igualdad tan pregonada, todo en Sánchez son excusas, burladeros (se esconde y se burla de los ciudadanos) y disculpas y cortinas de humo para ocultar su impotencia como gestor de los asuntos públicos.
La gran coartada es el coronavirus. Una tragedia real que azota al mundo entero, pero que en España tiene proporciones inusitadas e injustificables gracias a la nefasta y errática gestión de Sánchez que se afana en buscar coartadas, incluso para justificar muertes.
Pero una cosa son las coartadas para actuaciones políticas de más o menos calado y otra muy distinta las mentiras constantes y los subterfugios dialécticos, en una crisis que se lleva por delante vidas humanas.
Las ruedas de prensa de Sánchez y de sus ministros, además de insoportables en la forma, son absolutamente inmorales en el fondo. Las preguntas preparadas y amañadas sirven para esquivar respuestas concretas, para camuflar realidades y para tergiversar actuaciones equivocadas y siempre sujetas a una inmediata rectificación.
Amordazar la información no es un buen método para gobernar un país y mucho menos para potenciar y sanear la opinión pública de una sociedad que quiere vivir en libertad, salvo que alguien, desde el poder, quiera transformar una sociedad libre en una sociedad comunista, de partido único, de nacionalizaciones y de insertos obligados en los medios de comunicación a base de noticias elaboradas en los despachos del partido.
