Un tranvía llamado deseo

O, cambiando el sentido del título de la famosa película, el deseo frustrado por un tranvía. El deseo de alguno de hacerse con la Comunidad de Madrid y el deseo de otro de mostrar que es alguien en el partido y que los rumores de debilidad no son más que eso: rumores.

Terremoto en el Partido Socialista de Madrid. ¿Sólo en Madrid?

 En Ferraz todo son cábalas, suposiciones, algún codazo que otro y nervios. La sombra de Susana Díaz es alargada y lo enseñorea todo.

Está claro que el paso dado por Pedro Sánchez es un intento de puñetazo en la mesa, para afianzar su posición y mostrar sus poderes. Pero solamente es un intento de puñetazo porque esos únicamente los propina la presidenta andaluza.

También es evidente que, por muy intenso que sea el deseo del todavía secretario general por sacar pecho, no lo hubiera hecho de no tener las bazas mínimas como para salir triunfante, y esas bazas solamente pueden ser las que perjudiquen a Tomás Gómez.

Se ha revuelto el hasta ahora candidato y ex alcalde de Parla y, entre lágrimas, besos y aplausos, ha anunciado que no renuncia a nada, que Sánchez se ha equivocado, que va a defenderse con uñas y dientes y que llegará, si es preciso, a los tribunales.

Ahora habrá que comprobar el fuelle de Pedro Sánchez y de Tomás Gómez y ver hasta dónde llega cada uno. La pugna sería interesante para comprobar la fuerza de Sánchez –la de Gómez ya la conocemos-  y los arrestos de Susana Díaz. Interesante si no fuera porque, entre todos, están dejando al Partido Socialista hecho unos zorros.

Y no solamente en Madrid.

 
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