Este verano ni serpiente ni canción: Bronca y viajes de la vicepresidenta.

Y es que, salvo los geniales ‘refritos’ de Mingote en ABC, ya nada es lo que era. Antes la noticia de los ministros estaba en su lugar de veraneo y en sus partidas de bolos, o de cartas o de dominó e incluso en el traje de baño de su señora. Ahora ni siquiera el lugar es noticia porque todos, los presidentes autonómicos más, tienen que vacacionar en su comunidad correspondiente, porque si no, se monta ‘la parda’.

Es inimaginable que el de Cantabria no pase las vacaciones en Cantabria, el andaluz en Andalucía o el vasco en Euskadi. Y así sucesivamente. Debe de ser una carga más del cargo –valga la redundancia- porque ya me dirán si al de Aragón no le apetecería irse a la playa, o al de Madrid a pasar unos días a la Costa Azul, por ejemplo. Pues no. Es como si hubiéramos vuelto a los primeros años del franquismo cuando, con aquello de la autarquía, todo el mundo se iba al pueblo.

Lo que pasa es con esto de la crispación, las querellas, las escuchas, los insultos, las infamias, las acusaciones, las esposas y la inquisición –con minúscula- cualquiera es el valiente que se aleja demasiado de la base de operaciones.

Porque mientras Teddy Bautista no se aleje de su despacho de la SGAE, no se puede estar tranquilo ni en Zalamea. O mientras Francisco Caamaño siga pegado al sillón del ministerio de Justicia, los médicos se tendrán que ajustar bien los ‘machos’ de la bata blanca antes e mirar de reojo cualquier atisbo de objeción. Si el ministro dice que hay que practicar un aborto se practica, y en primer tiempo de saludo. Hasta ahí podíamos llegar. Ya lo ha dejado bien claro el responsable de nuestra justicia: ‘las ideas personales no excusan de cumplir la ley’. O sea que la ley del aborto no consiste en que quien quiera pueda abortar y no sea delito, consiste en que hay que abortar y participar y practicar el aborto, sí o sí.

Que es lo que dice María Teresa Fernández de la Vega. El gobierno está en todo y pendiente de todo y trabajando en todo y para todos, y cuando el AVE, en tierras de Toledo, se desvanece en su propia lentitud, porque el balastro se ha quedado en nada y hay peces debajo de las vías, pues hay que agilizar la vida política y para urgencias nada mejor que un decreto-ley, que es aquello que Franco llevaba a las Cortes, no para que se lo convalidaran, sino para que se lo aplaudieran.

Decretazo para la TDT de pago, que ya hay interesados -interesados de antiguo- que han puesto el grito en el cielo y hasta grupos ‘mediáticos’ -pioneros del ‘paga por ver’- que hablan de amiguismo.

Pero es que hay que sacar dinero de dónde se pueda. Hay que pagar lo de los autónomos y lo de los parados y los gastos del ‘plan E’, ese de los carteles a la entrada de los pueblos.

 
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